Daniel Soto Magíster (c) en Gobierno y Asuntos Públicos. Diplomado en Filosofía Política Moderna y Contemporánea. Periodista

Decadencia política e institucional

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Señor director:

El escritor Jacques Barzun nos explica que la decadencia no significa que una sociedad, economía, política pública, y un largo etcétera, termine o se detenga por completo. Al contrario, estas siguen estando vigentes, siguen funcionando, pero no se ve un avance o un futuro próspero.


La política y las instituciones chilenas son decadentes. Cuando una sociedad normaliza lo insignificante y lo absurdo, la decadencia se apodera de los asuntos.


¿Cuántos sabemos que el próximo gobierno será mediocre porque existe una pelea ficticia por una "batalla cultural"? Muchos. ¿Asumimos aquello? Por supuesto. ¿Cuántos conocen a los candidatos que desean ser alcaldes? Esta pregunta no exige respuesta, es para el lector. Lo seguro es, sin duda, que si el candidato no conoce la realidad de la comuna y no cuenta con una experiencia política, técnica y ni siquiera hablar de técnico-política, terminará siendo un mandato anodino y, nuevamente, terminaremos estancados.


En conclusión, la decadencia política e institucional no solo es así por quienes las componen -aunque tienen mucha responsabilidad- sino que, adicionalmente, es responsable una ciudadanía que. ora cree en los libros mágicos, ora piensa que su participación no llevará a nada, ora pelea con enemigos ficticios, ora vive en base a comentarios de las redes sociales. No obstante, el caso Hermosilla y las personas que están luchando por mejorar (no destruir) las instituciones, podrán quizás poner fin a la decadencia.


Daniel Soto

Magíster (c) en Gobierno y Asuntos Públicos.

Diplomado en Filosofía Política Moderna y Contemporánea.

Periodista. 

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