En Chile, el sector de los restaurantes enfrenta un significativo desafío en cuanto al manejo de residuos plásticos de un solo uso. Con más de 15,500 establecimientos a nivel nacional, se generan cerca de 23,240 toneladas de residuos plásticos al año, lo que equivale a 81 camiones de minería pesada. La preocupación por la contaminación ambiental ha llevado a la promulgación de la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), que entrará en vigor en los próximos meses.
Según estimaciones del Ministerio del Medio Ambiente, el cumplimiento de las metas de esta ley podría generar beneficios económicos por un total de 442 millones de dólares, pero con un costo estimado para la industria de 2,346 millones de dólares. Este costo, que incluye gastos de recolección, tratamientos, administración y otros, podría trasladarse a los consumidores finales a través de un aumento en los precios.
La implementación de la Ley REP ha generado preocupación especialmente en los establecimientos que hacen uso de botellas de agua en plástico de un solo uso. Estudios han demostrado que una botella plástica, una vez desechada, puede demorar más de 150 años en biodegradarse, para terminar siendo millones de partículas de micro-plásticos en el ambiente y peor aún, en el agua.
Se calcula que estamos consumiendo aproximadamente 1.3 mil millones de botellas de plástico a nivel mundial cada día. Esto equivale a cerca de 1 millón de botellas por minuto. Para disfrutar de esta comodidad, el impacto ambiental de la industria de las botellas de plástico es asombroso. Múltiples estudios han calculado que la huella de carbono del agua embotellada es de 250 a 1000 veces mayor que la del agua potable de la red, dependiendo del país y la distancia recorrida.
El impacto ambiental proviene del hecho de que el agua embotellada se obtiene de una fuente separada, se transporta desde la fuente a una instalación, se trata, se envasa en botellas de plástico, se empaqueta en pallets o bandejas, se envuelve con más plástico y luego se envía a través del país o del mundo antes de llegar a los consumidores. En cada etapa de su viaje, se consume combustible y energía, y se emite dióxido de carbono a la atmósfera. La producción de botellas de plástico también requiere una gran cantidad de recursos, necesitando aproximadamente 5.3 litros de agua para producir una botella de PET de 1 litro.
La Ley REP estipula que cada botella o envase de plástico debe ser recolectado y devuelto a centros especializados para su posterior procesamiento y reciclaje, generando costos adicionales al consumo regular. El modelo de las “3 R” de la sustentabilidad define el reciclaje como la medida de recuperación paliativa más popular, sin embargo propone dos alternativas más eficientes y menos conocidas: la reutilización y la reducción como modelo de negocio que en el caso del agua tienen amplia aplicación.
Desde esta perspectiva de evolución en el consumo, el desafío de alcanzar mayor economía circular puede lograrse sin un incremento en costos cuando aplicamos tecnología e innovación. Son estas muchas veces nuevas oportunidades de desarrollos necesarios para lograr disminuir de forma significativa el gasto en manejo de plástico, evitando incrementos de logística de recolección y reciclaje cuando sea posible, pero avanzando hacia economías más sostenibles y sustentables.
Claudio Brinkmann
Co Fundador y CEO Maihue