Un año (tributario) más, que se va...

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Tal dice la tradicional e infaltable canción en toda celebración familiar de la Sonora de Tommy Rey, “Un Año Más”; ya ha pasado un año “tributario” más y es momento de hacer un balance a este proceso.


Conversando con colegas y escuchando diversos comentarios de distintas personas, el aspecto feo fue, nuevamente, la página del Servicio de Impuestos Internos (SII), lo cual es muy lamentable, pues el organismo fiscalizador siempre publica los resultados de las encuestas de satisfacción que aplica a los usuarios, las cuales arrojan buenos resultados. Sin embargo, hay una impresión subterránea que brota cuando estamos con los plazos encima o cuando, por la variedad y cantidad de casos, no resulta muy amigable la página.


Este año partió con la curiosa “fila de espera virtual”, dando la impresión que estábamos comprando entradas para un recital. Lamentablemente, la estrella por la cual estábamos haciendo fila era el imperativo tributario que nos obliga a recopilar nuestros ingresos y hacer memoria para saber qué hemos ganado, momento en que caemos en la triste realidad que todo dinero que llega, rápidamente se va, pero deja su huella en nuestra declaración porque declaramos su ingreso, pero no su despedida.


Es evidente que en los primeros días de abril, la página se satura por los usuarios personas naturales que esperan declara en el primer periodo, para poder recibir lo antes posible su “devolución” (que de devolución nada tiene), pero prontamente caen en la frustración que parte o la totalidad de ella se destinó a pagar cotizaciones previsionales, algo que ya comenté en otras columnas.


Sin duda que la “fila virtual” fue algo que incomodó y prontamente el SII sacó de funcionamiento, pero rápidamente comenzaron a surgir errores que dificultaron muchísimo el cumplimiento tributario en este año, pues había demora de 72 horas en reconocer en el sistema que se había realizado el pago de una declaración, en circunstancia que el cargo en las cuentas corriente se realizaba de inmediato. También había problemas con casilleros del formulario que se autollenaban de acuerdo a unos cruces automáticos que realizaba, pero que no seguían la lógica de operación secuencial que solo la práctica profesional puede percibir. Dicho en otras palabras, quienes diseñaron el formulario, al parecer, nunca habían declarado impuestos con anterioridad.


Es así como en varias ocasiones era imposible ingresar un dato en un casillero, porque el mismo sistema señalaba con un mensaje: “el código XX se llena con la información del código XXX”, con el grave problema de que no siempre se traspasaban los números, eran errados o simplemente estaban bloqueados.


Muy buenas voluntades demostraron las personas que atendían en la “mesa de ayuda”, pero en más de una ocasión manifestaban su propio desconcierto ante la imposibilidad de solucionar los problemas que planteaban los contribuyentes. Ante esta situación aconsejaban declarar como fuera y realizar una “petición administrativa” con posterioridad.


Si bien esa alternativa es una solución, caemos en el grave problema que el mismo presidente de la Comisión Tributaria del Colegio de Contadores de Chile A.G., don Juan Pizarro, señaló al decir que el “no facilitar el cumplimiento lesiona el respeto a los derechos de quienes contribuyente con sus impuestos al presupuesto fiscal e imponen un costo adicional al sector formal que cumple con sus impuestos”. Esto es muy importante y es algo que debe tener clara la autoridad, porque el hecho de realizar rectificatorias o resolver observaciones que el “sistema computacional” del SII, dotado obviamente con inteligencia artificial”, arroja discrepancias que muchas veces se solucionan a través de reprocesamientos internos, pero que en el intertanto demoran devoluciones y deslucen el trabajo realizado por los profesionales contables que apoyan a los contribuyentes en su cumplimiento tributario.


De acuerdo con un estudio que realizamos en la Universidad de Santiago sobre 100 casos de contribuyentes que tuvieron observaciones en los años tributarios 2021, 2022 y 2023, determinamos que la observación del “control de arrastre de saldos” fue la más recurrente seguida del “control de rebaja de remuneraciones”. También concluimos que, en promedio, el costo adicional en que tienen que incurrir los contribuyentes resolver inconsistencias está en un rango de 1,5 a 2,3 UF por cada hora, llegando a destinar entre 10 a 120 horas para poder desbloquear una declaración.


Es por todo aquello que la canción de la Sonora Palacio que dice “Un año más, ¿qué más da?” no aplica en el tema tributario, pues los años tributarios cada vez está más complicados y generan problemas que la autoridad debe considerar, pues ya llevamos mucho tiempo con estas dificultades.


Me permito sugerir a las autoridades del SII que trabajen con el Colegio de Contadores y con la Academia para poder realizar las mejoras al sistema y no seguir con la canción, porque la estrofa que continúa dice: “¡Cuántos se han ido ya!” … y seguimos acumulando observaciones.


Prof. Germán R. Pinto Perry,

Director Programas de Especialización Tributaria,

Centro de Investigación y Estudios NRC,

Universidad de Santiago

europapress