​El presidente Piñera y la agenda digital de Chile

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Alfredo Barriga



Conocí al presidente Piñera en la campaña electoral de 2009. Me llamó para liderar el grupo de Desarrollo Digital de los grupos Tantauco. Supo de mi por el trabajo que había hecho para los Talleres Bicentenario el año 2005, donde me dediqué a visitar a todos los grupos y entregarles ideas sobre como el mundo digital podía transformar su área. Gracias a ello, la agenda digital se posicionó como el quinto pilar del programa del entonces candidato Joaquín Lavín. Fue la primera vez que “lo digital” estuvo en un programa de centro derecha.


Tuvimos una relación de mutuo afecto. Su padre y el mío habían sido amigos, por lo cual hubo un nexo desde el comienzo.

Ratifico las virtudes humanas que se han escrito sobre él estos días. Sabía escuchar. Cuando uno metía la pata, le explicaba por qué. Recuerdo que en la primera PPT que le presenté había un dato muy potente respecto de por qué había que poner fichas en lo digital. Me preguntó “¿de dónde sacaste ese dato?” Le respondí que no lo recordaba. “Si no tienes la fuente, no puedo usar el dato. Todo lo que diga se escudriña, y no puedo arriesgarme. Busca y añade las fuentes de todos los datos que muestres”. A partir de entonces, esa ha sido una instrucción que he seguido en todas mis presentaciones.


Le gustaba la discusión, algo que terminé por definir como “gallitos intelectuales”. Si encontraba un punto débil en tu planteamiento se tiraba con todo por ahí. Y si uno era capaz de demostrarle que uno estaba en lo correcto, quedaba doblemente contento. Si, le gustaba medirte.


Tenía una capacidad de comprensión y retención increíble. No era novato en materias digitales, pero nunca le había tocado analizar y hablar sobre la economía digital y la sociedad del conocimiento. Me lo preguntó… todo. Hacía preguntas que iban al fondo, muy incisivas. Pero nunca tuve que explicarle nada dos veces.


Organizamos un evento durante la campaña, en la cual le armé una PPT para que la expusiera ante la ACTI (Asociación Chilena de Tecnologías de la Información). Le expuse la PPT una hora antes de la conferencia. Tomaba notas continuamente mientras se la presentaba, y yo sudaba pensando que no llegaríamos a tiempo y que a lo mejor se enredaría en su exposición. Cuando llegamos al lugar del evento me presentó como su “mentor digital”. Y luego hizo la charla. Al terminarla, recibió una ovación de pie. Nicolás Luco vino corriendo a decirme “sé que fuiste tu quien lo preparó, pero es increíble lo bien que lo captó y lo bien que lo dijo”. Otros gerentes y empresarios del sector me comentaron: con que se haga el 20% de lo que expuso daremos un salto en desarrollo digital. Al poco rato, era el propio Sebastián Piñera quien me llamaba y felicitaba por la PPT… ¡el mérito era todo suyo!


Asumí como Secretario Ejecutivo de Desarrollo Digital, dependiente del MINECON. Me hubiera gustado ser parte más bien del segundo piso y estar más en contacto con él. Me tocó en cambio un ambiente que no comprendía ni la importancia ni la sustancia del desarrollo digital, por lo cual muy poco pude hacer de lo que habíamos planeado. Fue mi culpa, por no entender que para mover la aguja había que habitar el cargo como un cargo político, no como un cargo técnico. Pero entonces no sabía cómo se mueve la política.


Posterior a su primer gobierno lo fui a visitar a su oficina. Me preguntó en que estaba y le comenté que estaba escribiendo un libro sobre transformación digital, dirigido a la élite de América Latina. Se ofreció de inmediato a escribir el prólogo. Tuvimos problemas de coordinación por lo cual conseguí antes un prólogo de Sebastián Edwards. Decidí poner ambos, porque soy desconocido y ellos no.


No soy parte de su círculo íntimo, pero su relación conmigo fue muy grata y es algo que le estaré agradecido para siempre, lo mismo que con su señora y dos de sus hijos.


Alfredo Barriga,

Profesor UDP,

Autor de “Futuro Presente: como la nueva revolución digital afectará mi vida” (Amazon)

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