​Revolución dentro de la empresa dueña de ChatGPT

|

Alfredo Barriga


Este viernes 17 de noviembre el Directorio de Open IA – desarrollador de Chat GPT – despidió al CEO y fundador de la empresa, Sam Altman. La causa no es muy clara. Al parecer estaba yendo muy rápido en el desarrollo del producto para el gusto del directorio, en el cual, curiosamente, el accionista más grande de la empresa – Microsoft – no tenía participación.


El directorio nombró nueva CEO a Mira Murati, la CTO (Chief Tecnological Officer). Con lo que no contaban es que la nueva CTO no estaba para nada de acuerdo con el despido de su exjefe. El siguiente movimiento fue de Microsoft – el accionista principal – que le ofreció inmediatamente un puesto a San Altman para liderar un nuevo equipo de IA dentro de la propia Microsoft – en directa competencia con la empresa en la que había invertido miles de millones de dólares. Y aquí viene lo mejor: Mira Murati, junto con los principales gerentes de Open IA y 505 empleados enviaron una carta al Directorio exigiendo la inmediata renuncia de todos ellos – por haber demostrado no saber defender los valores de la empresa - y la recontratación de Sam Altman. Dieron un plazo tras el cual, si no hay renuncia, se van todos a Microsoft. De acuerdo con la ley, el código de Chat GPT seguiría siendo propiedad de Open IA si se van, pero claramente se mermarían las posibilidades de desarrollo a futuro de la empresa, ya que los renunciados son los que han estado con la misma desde sus principios.


Una primera reflexión: este episodio demuestra a las claras cual es el principal activo de las empresas tecnológicas: su gente. Son empresas de conocimiento, y el conocimiento que vale surge de equipos de personas trabajando por un fin común. El valor monetario es producto de la concatenación de habilidades y conocimientos que ocupan el estado del arte existente para llevarlo al siguiente nivel o desarrollar nuevas aplicaciones de este.


Detrás de todo esto hay mucho dinero involucrado. Según un informe reciente de Mc. Kinsey, el impacto económico de la inteligencia artificial (IA) generativa es de 4 billones de dólares anuales: el equivalente al producto geográfico bruto de toda América Latina.


Tenemos por lo tanto un botín gigantesco ligado a una tecnología directamente relacionada con las palancas del poder. Una combinación explosiva. ¿Por qué digo con las palancas del poder? Porque los ganadores de esta carrera por la IA tendrán a su disposición herramientas con las que nunca contó la humanidad, que pueden ser muy bien utilizadas o muy mal utilizadas como herramientas para acceder al poder: social, económico o político.


En un artículo de The Economist aparecido el 19 de noviembre se junta lo expuesto con el problema de la regulación de la IA – de lo cual escribí en mi anterior artículo en Estrategia. Dice que las tensiones dentro del mundo IA está entre dos posiciones: la de los “doomers” (que piensan que la IA puede poner en peligro a la humanidad y debe ser fuertemente regulado) y la de los “boomers (que piensan que los beneficios potenciales son mayores y no deben ponerse trabas a la innovación, sino al revés: empujarla). Altman es de una posición ecléctica. Su Directorio es doomer. Según The Economist – y concuerdo – los incumbentes están más cerca de éstos porque quieren defender lo que han avanzado. Las StartUps en cambio, tienen una visión boomer.


A un año exacto del lanzamiento de Chat GPT la inteligencia artificial generativa se ha posicionado definitivamente en la primera línea de la revolución digital. En el estudio que hizo Mc. Kinsey hace 10 años atrás sobre doce tecnologías que tendrían un impacto en la economía equivalente al PGB de Estados Unidos, no estaba en la lista. Esto muestra lo acertado de la proyección que Sir Ken Robinson hizo hace 15 años atrás acerca del futuro de la educación: los niños que hoy entran a prekínder, cuando salgan de la Universidad será para postular a puestos de trabajo que hoy no existen, usando tecnologías que no se han inventado, para resolver problemas que no tenemos ni idea cuales serán. El modelo educativo que tenemos no sirve para esa realidad.


Alfredo Barriga,

Profesor UDP

Autor “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida”

europapress