​Informe de (in)estabilidad financiera

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Rodrigo Montero (5) (2)


Lo admito, el titular no es muy halagüeño, pero el primer mensaje que nos dejó el IEF correspondiente al segundo semestre de este año, es que “los riesgos del escenario macrofinanciero externo han aumentado respecto del Informe anterior”. Hay varias razones que están detrás del empeoramiento de las condiciones externas. Primero, la mantención del dinamismo de la economía norteamericana – que ha impulsado a la FED a reforzar el mensaje de una restricción monetaria prolongada, incluso no descartan futuras nuevas alzas de tasas –; en segundo lugar, los conflictos geopolíticos que hoy remecen al mundo, que provocan inestabilidad y pueden gatillar aumentos importantes en los costos de la energía. Y tercero, los desequilibrios estructurales del sector inmobiliario en la economía China. Todo esto se ha traducido en condiciones financieras más estrechas para las economías emergentes.


A pesar de lo anterior, el IEF entrega buenas noticias en lo interno. Se constata que los desequilibrios macro acumulados en el pasado han continuado revolviéndose, y eso nos permite estar mejor preparados para un potencial shock negativo externo. Sin embargo, aún queda mucho en términos de fortalecer nuestros mecanismos de protección. En efecto, urge recuperar la profundidad del mercado financiero, y también potenciar el FEES, que actualmente está bajo los US$6 mil millones, esto es, menos de 1/3 de lo que teníamos en 2009. Por otro lado, la economía nacional ha continuado por la senda de la convergencia inflacionaria –el dato de IPC para octubre refuerza aquello, y hoy nos encontramos con una inflación anual de 5%– y, en consecuencia, la política monetaria sigue en un proceso de normalización. La banca también ha mejorado su posición, y hoy está en buen pie para garantizar el funcionamiento sano de la economía; lo anterior, de hecho, explica que en su Reunión de Política Financiera, el Consejo del BC acordara mantener el requerimiento de capital contracíclico en un nivel de 0,5% de los activos ponderados por riesgo.


Que el escenario externo se haya deteriorado, no es inocuo, representa un riesgo relevante para nuestra economía, y debe llamar la atención de las autoridades económicas. En primer lugar, y dado que actualmente se está discutiendo la ley de presupuestos en el Congreso, es imperativo que el IEF sea un insumo relevante en la discusión, y se pueda concordar un presupuesto que sea fiscalmente responsable, que aporte a la continuación de la resolución de los desequilibrios internos y a la consolidación fiscal, y que tribute al proceso de convergencia inflacionaria. En segundo lugar, debemos seguir apostando por una reducción significativa de los niveles de incertidumbre internos, que permita el desencadenamiento de procesos virtuosos de inversión, para que el 2024 sea un año en donde volvamos a cifras azules de crecimiento, pero por sobre todo, que nos permita apuntalar nuestra alicaída tasa de crecimiento tendencial.


Rodrigo Montero

Decano de la Facultad de Administración y Negocios

Universidad Autónoma

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