​La Polar: ¿Llegar y Llevar o Ser y Parecer?

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Gonzalo Jimeu0301nez

Nuestro derecho penal obliga a la presunción de inocencia. Bajo esa premisa analizar el debate público por la supuesta compra de ropa falsificada por parte de multitiendas La Polar, exige no aludir responsabilidades o delitos mientras el juicio esté en curso.


Sin embargo, para quienes estudiamos el comportamiento de los directorios de empresas, ello no impide abordar la discusión sobre una empresa involucrada en uno de los escándalos de Gobiernos Corporativos más llamativos del último tiempo en nuestro país y en Latinoamérica.


En nuestro libro “Gobierno corporativo en América Latina: La importancia de los escándalos para el cambio institucional”, a punto de lanzarse en EE.UU. y Reino Unido (Palgrave Macmillan, 2023), señalamos – y sostengo - que el caso de la entrega de información falsa al mercado por parte de La Polar en 2010, fue causa de grandes daños, pero también representó imperdibles oportunidades de aprendizaje que pueden y deben ser motor de cambios institucionales no solo para los protagonistas, sino también para sus pares.


Analizando diversos casos y 36 escándalos para nuestra publicación, junto a un grupo de 20 investigadores de la región e Inglaterra, descubrimos que Chile es el país que más tiende a aprender de sus graves tropiezos y, en general, las marcas, empresas o instituciones donde se cometieron los abusos, intentan enmendar sus malos pasos.


Así lo ratificó en su momento, César Barros, interventor de la multitienda: “lo rescatable fue el cambio radical del manejo corporativo de directorios, analistas financieros, gerentes de riesgo, comités de auditoría y de los reguladores”, ha afirmado. Y tiene mucha razón, porque este espíritu permeó, de hecho, a toda la Industria.


Lamentablemente, las recientes denuncias parecen indicar que aún tenemos falencias por superar. El cuidado de los mercados requiere que se siga fortaleciendo la regulación para la prevención y castigo de escándalos. Se debería ahondar más en un mejor manejo de los conflictos de interés y contar con una mayor transparencia en las transacciones entre “beneficial owners” (controladores finales), junto a sistemas de control de riesgo más robustos, e incluso pensar en la creación de comités de buena gobernanza, que vayan más allá del aséptico rol de los comités de directores -presos a menudo de formas excesivamente oficiosas, pocas veces efectivas y dramáticamente lejanas del fondo. Esos puntos, en el “nuevo Caso La Polar”, son potenciales ejes a tener en cuenta.


Las empresas y sus controladores deben tener claro que la regulación es solo el punto de partida para alcanzar una buena gobernanza.


¿Cuántos casos cruzan tribunales y finalmente terminan en nada por que pasan raspando la norma, amparados en la letra chica? ¿Cuánto cuesta que los directorios crean que basta con cumplir con la regulación para responder a lo que la sociedad les demanda?


Las buenas empresas y los buenos Gobiernos Corporativos deben interiorizar una cultura organizacional basada en accountability o rendición de cuentas, dar la cara; en ética y transparencia. Reforzados por directores externos y profesionales. Que sean independientes de mente y bolsillo, con conocimiento y compromiso. Pero, más importante, establecer criterios éticos y principios valóricos a nivel directivo por encima de lo que demandan las normas. Ese es el concepto del “tone at the top”, es decir, prestar la debida atención a las señales que damos, a los valores que vivimos, más allá de aquellos que declaramos y a la cultura que nos rodea.


Lo de La Polar implicará probablemente, una larga batalla judicial. Pero, es legítimo preguntarse si las prácticas en discusión – la posible compra de productos falsificados o de astutas maniobras para saltarse los acuerdos con inicuos o inocuos socios comerciales–, ¿no serán una indicación de que el principio inmanente (y remanente de múltiples crisis) es hacerla a como dé lugar, una nueva encarnación winner del “llegar y llevar”?


Caminar al filo de lo ético y de las buenas prácticas es un paso aventurado para cualquier marca, más aún de aquellas inmersas en el lento proceso de intentar recuperar su reputación perdida.


Un caso ejemplar nuevamente, que servirá para refrendar a otras empresas y directorios que no podemos descuidar los procesos de negocios y que debemos revisar continuamente nuestros valores centrales, alineando el ser, el hacer y el parecer. Esa es la esencia de una gobernanza generativa.


Gonzalo Jiménez Seminario

Proteus Management, Governance & Effectuation

Profesor de ingeniería UC


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