​¿Qué tipos de silencios existen y por qué nos incomoda?

|

Trabajo

La comunicación es algo esencial en los seres humanos y el silencio es un elemento importante dentro de las conversaciones, ya que comunica tanto como las palabras. Sin embargo, en algunas ocasiones las pausas o las miradas que acompañan estos silencios hacen que éste pueda llegar a ser incómodo. Pero, para saber mejor por qué puede ser molesto, primero debemos entender qué es.

El silencio puede entenderse como aquel momento en el que “acaban las palabras” aun manteniéndose la comunicación no verbal, como los gestos o la postura corporal. Y se puede usar para pedir la atención de la persona con la que se entabla la conversación, o para reflexionar brevemente sobre lo que vamos a decir a continuación. Pero, ¿por qué se vuelve incómodo en ciertas ocasiones?

Para Joaquín Mateu Mollá, Doctor en Psicología Clínica y de la Salud y docente de VIU – Universidad Internacional de Valencia, la mayoría de las personas generan expectativas sobre cómo deben ser sus conversaciones con los demás, considerando que cuando éstas fluyen sin interrupciones de ningún tipo existe un mayor consenso entre las partes; y justamente estas expectativas hacen que se cree un nerviosismo emocional y cierta tensión en el grupo, cuando se producen los silencios, dando una sensación de que están haciendo las cosas mal.

De acuerdo con el experto de VIU se distinguen 3 tipos de silencio en medio de las conversaciones:

La pausa individual: sucede cuando una única persona se dirige a un auditorio o cuando un estudiante expone frente a sus compañeros de clase.

Los lapsos en la conversación: se aproxima a lo que conocemos como “silencios incómodos”. Son aquellos que se producen entre dos personas y que interrumpen la conversación fluida.

El silencio social: ocurre cuando más de dos personas interactúan narrando anécdotas, trazando conversaciones en conjunto y de repente todo se detiene, quedando un vacío.

La forma más rápida de salir de estos silencios incómodos es valorando los silencios como lo que realmente son, sin atribuirles significados negativos. “Es importante prestar atención plena a lo que la otra persona nos está transmitiendo, sin anticipar cómo debería ser la respuesta que le deberíamos ofrecer. Son muchas las personas que simplemente escuchan al otro mientras se mantienen a la espera de que acabe de hablar para expresar un mensaje que ya se había diseñado con antelación, haciendo que no exista en realidad una coordinación apropiada y ajustada a la naturaleza cambiante de la situación. Así pues, aunque pudiera resultar paradójico, la mejor estrategia para comunicarnos con fluidez es prestar nuestros oídos despojándonos de todo prejuicio, hilvanando a partir de ello nuestra conversación” aclara el experto.

Igualmente, para Mateu el silencio no siempre es incómodo, puesto que cuando el vínculo entre dos personas está suficientemente consolidado y existe una relación de confianza, esto constituye una oportunidad de estrechar lazos quedando así el silencio despojado de las connotaciones negativas.

Finalmente, el silencio puede ser aprovechado como una forma de reorganizar las ideas que queremos expresar y por qué no, tener un poco de calma en este mundo tan ruidoso y acelerado en el que vivimos. El efecto del silencio sobre nosotros está en la forma en la que lo interpretamos. 

europapress