​El caso de Ucrania

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Christian Lomakin

Ucrania, la tierra de mis antepasados paternos, ha sido territorio disputado, durante su tumultuosa historia. Fue el primer estado eslávico, y está en los orígenes de la federación rusa, pero también, durante la Primera Guerra Mundial, su parte occidental pertenecía al Imperio Austro Húngaro. A partir de 1920, paso a ser completamente controlada por la URSS. Luego, fue invadida por Alemania Nazi, en la Segunda Guerra Mundial, pero obtuvo la independencia, gracias al apoyo de la ONU y a una decisión administrativa de los soviéticos, después de la caída del muro de Berlín. Ahora, vuelve a ser invadida. Es un territorio un poco menor que el chileno, pero se trata de un territorio extenso, y plano, muy benigno para el desarrollo agrícola, en que cerca del 80% de la tierra es cultivable. Integra, junto al medio oeste de Estados Unidos, la pampa húmeda de Argentina, la privilegiada elite de los “graneros del mundo”.

Con 45 millones de habitantes, 5581 kilómetros de frontera, un clima continental húmedo, limita con siete países: Bielo Rusia, Hungría, Moldovia, Polonia, Rumania, Rusia y Eslovaquia. Su ubicación es estratégica: hace de puente continental Europa y Asia, y los mayores oleoductos y gaseoductos que alimentan a Europa occidental, pasan por ahí. Vienen desde yacimientos ubicados en torno al Mar Caspio, distante a unos dos mil kilómetros de distancia. Su acceso al Mar Negro, con más de dos mil kms de costa, la convierte en un destino importante, para el comercio. El puerto de Odessa está en la Historia Mundial. A través de los Dardanelos, en Turquía, frente a Constantinopla, se llega al Mediterráneo y de ahí, al mundo entero. Aparte de abundante en agua y tierra fértil, Ucrania tiene grandes depósitos de carbón, gas, y petróleo. Depósitos minerales como hierro, titanio, Bauxita, Nefelina y Mercurio. No en vano ha sido un territorio disputado por diversas potencias. Y lo continua siendo, hoy.

Muchos se preguntan si la invasión de Ucrania tendrá efectos sobre nuestro país, y la respuesta no es clara. Depende, por supuesto, de cómo sigan los acontecimientos, que recién comienzan. Una ventaja para nosotros, es que estamos, físicamente, lejos del conflicto. Es difícil que nos lleguen bombas, o misiles nucleares. Eso de no es tan efectivo para un país de Europa Occidental, como por ejemplo Italia, o Alemania, distantes solo a unos cuantos cientos de kilómetros del conflicto. Desde el punto de vista económico, ni Ucrania, ni Rusia, son grandes socios comerciales de Chile, y en este sentido el efecto también es relativamente neutro. Pero, en la medida de que el conflicto se expanda, y afecte a los demás países europeo, y los flujos de comercio mundial, el impacto si puede ser significativo. Tenemos que observar que pasa con China, y la Alianza de Estados Unidos, con la OTAN. Por lo pronto, el precio del petróleo ha subido, al igual que el precio del trigo. Ambos productos son importables para Chile, y su alza nos empobrece. Si el conflicto escala, una recesión mundial es inevitable. El cobre debería ir a la baja. En un plano macroeconómico, Estados Unidos y Europa podrían incrementar la emisión monetaria, y con ello, la inflación mundial, para hacer frente a crecientes gastos militares. Las confianzas pueden deteriorar el funcionamiento del mercado de capitales y escalar la tasa de interés. Se podrían aproximar, tiempos aún más difíciles.


Christian Lomakin S.

Economista, Profesor Universitario. Consultor.

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