Un grave tema ético

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Luis Riveros

Son más de 200.000 millones dólares (cerca de 2/3 del PIB de Chile) lo acumulado como ahorro previsional de los trabajadores quIenes han ido mes a mes depositando a lo largo de los años. Y lo han hecho de acuerdo a las reglas del juego: el ahorro previsional, administrado por las AFPS, constituye el fondo para retirarse obteniendo una pensión por el resto de su vida. Ellos no han hecho nada irregular o anormal, sino solamente actuar dentro de la ley que obliga a realizar los aportes previsionales que constituyen el capital con que cuenta cada trabajador al momento de retirarse, dentro del cual se incluye, ciertamente, la ganancia financiera que le ha provisto la administración de los recursos acumulados. Se estima que la ganancia, dentro del monto antes mencionado, equivale a un 70% aproximadamente; es decir ha existido gran rentabilidad producto de la inversión del dinero en distintas alternativas financieras (todas ellas cuidadosamente reguladas) en Chile y en el exterior. Aunque muchos se han quedado prácticamente sin fondos acumulados (se estima que unos cinco millones de cotizantes) producto de los sucesivos “retiros” acordados por la clase política, hay aún varios millones que cuentan con su fondo de ahorros para poder tener una vejez sino boyante, al menos con un aceptable pasar.

Se trata de un apreciable monto de ahorro, lo cual se constituye para muchos en un cierto incentivo para proceder a expropiarlos o “nacionalizarlos”. En realidad se trata de ahorro de chilenos, en entidades chilenas, de modo que el concepto de nacionalización se constituye en un puro eufemismo para no llamarlo derechamente como corresponde: una expropiación del ahorro. ¿Y con qué destino o propósito? Aquí se mencionan generalidades, sin ninguna respuesta especifica. Se dice que sería para financiar mejores pensiones para todos, o bien para terminar con el “negociado” de las AFPs (nunca bien claro en que consistiría ello), o para construir un sistema de reparto, “más justo y sostenible”. Pero, en realidad, después de muchos devaneos intelectuales y políticos, y la operación de varias Comisiones destinadas a concebir un modelo “de reparto” que sustituya al modelo de ahorro actual, no ha existido nunca una propuesta específica acerca de cómo operaría tal nuevo sistema y que ventajas efectivamente podría el mismo representar para la población que se retira. A lo más se ha avanzado en reconocer que existe un problema por el insuficiente ahorro previsional debido a la inestabilidad y nivel de los ingresos. Pero nadie ha mostrado cómo se podría crear un sistema de reparto más justo y eficiente. Y tampoco es claro cómo ayudaría la expropiación del ahorro previsional a ese objetivo, excepto la solución más simplona: incluir a más personas en el uso del ahorro efectuado por un grupo de chilenos; así, como ya se ha dicho, todos más pobres pero iguales.

Argentina a partir del año 2008 recorrió ese camino. Pasó los fondos previsionales a una administración por parte del Estado en la idea de un sistema de reparto. Son ahora criterios políticos los que imperan, llevando en la actualidad a una pensión promedio de unos 124 dólares mensuales (unos $100.000). Las pensiones posteriormente se han congelado para reducir el gasto estatal, presionado como está por las circunstancias económicas conocidas, siendo los jubilados quienes pagan el principal costo del ajuste.

Nuestro sistema de pensiones necesita mejorarse. Pero el Congreso simplemente no se ha abocado a estudiar el problema para proponer reformas viables y claras. Los discursos son generalistas e inspirados en un abierto populismo, como el de aprobar retiros parciales del ahorro en la promesa de que ellos serían repuestos en un futuro no definido. No se han especificado propuestas para mejorar el sistema previsional, mejorando el ahorro y el llamado pilar solidario. Pero estos temas no se mencionan ni discuten; los parlamentarios han preferido presentar un proyecto para expropiar el ahorro previsional de muchos y así financiar algo que ni siquiera está claro qué es. Lo único que interesa es que son recursos que se podrían administrar desde el Estado de la forma más arbitraria posible porque, como algunos declaran, el sistema no puede buscar solamente rentabilidad financiera (¡!)

Este no es estrictamente un tema puramente económico o financiero. Tampoco uno exclusivamente de índole social. Se trata de un tema ético, pues consiste en un intento de arrebatar injustificadamente lo que muchos han acumulado para la vejez como producto de toda una vida de trabajo. El proyecto de retiro del 100% del ahorro obedece a la indefensión ante la expropiación que tendría lugar. Es claro que esta forma de contrarrestar el problema ético aludido crearía, como contrapartida, significativos problemas en materia económica y financiera. Pero el tema ético no es ya uno imaginario: ya hay un proyecto de ley en el Parlamento que auspicia la comentada expropiación del ahorro previsional. A pesar de lo necesario que es la discusión amplia de este importante problema, en el Congreso se han cerrado las puertas a la discusión sobre el retiro del 100% de lo ahorrado, evitando así una discusión amplia sobre el verdadero fondo del problema: la transgresión de la más elemental ética a través de una decisión de política pública. 


Prof. Luis A. Riveros

europapress