¡Advertencia! “No Creer a Todo Espíritu o a Todo Viento de Doctrina”

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Juan David Quijano (Columnista)


En la historia de la humanidad siempre han existido distintas formas de pensar y distintos puntos de vista frente a una misma situación; apreciaciones que son influidas por las experiencias, los valores, intereses personales, temores, deseos, etc.

Además, el aumento del conocimiento y el desarrollo de los medios de comunicación y de las redes sociales, alienta aún más el surgimiento de nuevas ideas, o el resurgimiento de ideas antiguas en nuevos envases, con cuestionamientos acerca de la vida, de la economía, de la existencia de Dios, de la justicia social, de la educación, de la religión, del poder político y de miles de cosas más.

En los próximos meses nuestro país enfrentará una importante decisión, que tiene que ver con la aprobación o rechazo de la creación de una convención constitucional y determinar si se procede a la redacción de una nueva constitución política que rija nuestro país o se modifica la actual para hacer frente a las demandas sociales de miles de personas.

En esta materia, gobierno y oposición buscan un acuerdo que permita a Chile retornar a la paz y alcanzar mayor justicia social.

Pero, cómo saber qué escoger.

Quizás por esto Dios nos dice en 1a Juan 4:1: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”, y también en Efesios 4:14 hablando de los distintos ministerios de la Iglesia, señala: “para que ya no seamos niños fluctuantes, arrastrados para todos lados por todo viento de doctrina, por los engaños de aquellos que emplean con astucia artimañas engañosas”,

Por esta razón creo firmemente que todos aquellos que creemos en Dios debemos estar orando para que exista claridad y discernimiento en cada uno de los que vamos a votar en abril, para escoger la alternativa correcta que engrandezca a Dios y a nuestro país.

También debemos orar para que el Señor dé sabiduría a nuestros gobernantes, al Presidente de la República, a los ministros y parlamentarios, a los jueces y dirigentes políticos, a los alcaldes y gobernadores, a las fuerzas armadas y de orden, y a todos quienes ejercen un cargo de autoridad, para conducir correcta e íntegramente nuestra nación, para dictar leyes justas, para no llamar a lo malo bueno y a lo bueno malo, para juzgar con justicia, para hacer a un lado intereses personales y egoístas o ansias de poder, que sólo traerán conflictos y pobreza de todo tipo a la nación.

Por eso sigamos el consejo del Apóstol Pablo que en 1ª de Timoteo 2:1-2, nos dice: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”.

Creo firmemente qué sólo poniendo a Dios en el centro de nuestras vidas y de nuestras decisiones, podremos hallar el camino para una sociedad más justa y sin violencia, que permita conciliar el sano deseo de un adecuado crecimiento económico, con el de justicia social. Por esto rindamos nuestra vida a Dios e invitémosle a vivir en nuestro corazón.


Juan David Quijano  



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