Se ha manifestado que quienes están a cargo de legislar nunca han atendido adecuadamente los negativos desarrollos observados en la Araucanía. Los mismos se manifiestan actualmente en contingentes civiles bien armados, acciones violentistas de distinta naturaleza y una intensa actividad vinculada a la droga.
El año que se nos va estuvo marcado por una seguidilla de desarrollos negativos. La historia lo recordará como el año de quiebre en muchas tendencias que se venían dando en la sociedad chilena y que, para bien o para mal, proseguirán una evolución distinta y con resultados aún impredecibles.
Chile figura dentro de los países con mayor tasa de suicidios juveniles en el mundo, una estadística en extremo preocupante y que debiera llamar la atención de la política pública. Es la punta del iceberg de frustraciones y desencuentros que son propios de una sociedad en transición, también de un rango etáreo particularmente sensible a la problemática social y la desadaptación
En toda sociedad civilizada debe existir la compasión, el perdón por faltas graves que algunos de sus miembros han cometido afectando a personas o instituciones, así dislocando severamente el propio funcionamiento del entramado social.
Ya nos ha llegado el tan temido rebrote del COVID19, cumpliéndose así el mismo ritmo que esta infección ha desarrollado en otros países. Con ello se retrocede en una serie de aspectos relativos a la recuperación económica que se venía insinuando en los últimos meses.
Votaron 400 mil personas, de un total de 14 millones de electores. O sea, aproximadamente un 3%, que es precisamente el disminuido porcentaje de aprobación a los políticos que determina la ciudadanía a través las encuestas.
La crisis de representatividad que envuelve al hacer político es uno de los aspectos más delicados y negativos de la actual realidad chilena. Una crisis que se representa por los reclamos de muchos actores en orden a reemplazar ipso facto al Presidente de la República y al Parlamento, como una manera de dar curso a los reclamos sociales sobre estos dos Poderes del Estado.
La figura de don Andrés Bello es clave como ícono de la consolidación de la República de Chile, y como personaje sobresaliente de nuestras letras y ciencias. Su monumento, frente a la Casa Central de la Universidad de Chile, permanece despiadadamente ensuciado por quienes seguramente nunca han sabido de quién efectivamente se trata.
Varias veces se ha referido el discurso de don Enrique Mc Iver en el Ateneo de Santiago pronunciado durante los primeros años del siglo XX. Decía el ilustre hombre público que “los chilenos no somos felices”; es decir, a pesar de un mayor progreso y de la sensación de un país que se expandía en forma significativa, había, según él, un sentimiento de pesar y de frustración que era evidente. Y ocurrieron protestas significativas para la época, en Santiago, Valparaíso e Iquique, sólo para mencionar las más importantes, las cuales reflejaban un malestar que a veces no tenía un foco definido y preciso, pero que ponía a la Nación bajo un designio de gran inestabilidad.
Abundan ideas en torno a lo que debería contener una nueva Constitución, incluyendo cosas que resbalan hacia un puro e inocente idealismo, que las más de las veces no considerará una necesaria legislación para acometer los temas más específicos.
Chile entra a una decisiva y delicada etapa después del Plebiscito y sus contundentes resultados. Una etapa crucial que estará rodeada de gran incertidumbre, en la misma medida en que persistan intenciones imponer criterios y conductas por medio de la fuerza o del temor. Si eso ocurre, habrá resultados inconvenientes para el país y, finalmente, para la condición social y económica de la población.
El país está remecido por los resultados visibles del profundo quiebre que se agudiza en el seno de la sociedad chilena. Sin guía efectiva de parte de los liderazgos políticos, con un Congreso mal evaluado por la ciudadanía y un gobierno que parece haber decidido ponerse al margen de los acontecimientos, el país está a la deriva.
Marta vino desde la lejana Varsovia a estudiar un semestre de economía en Chile. Estudiante de la disciplina en la Universidad de Varsovia, decía que se había sentido atraída por el éxito de la economía chilena, que tan bien sobresalía sobre el resto de Latinoamérica.
Nuevos escenarios de violencia se verifican a lo largo del país. Como secuela, hay jóvenes y policías heridos seriamente, muchos detenidos y hasta un asesinato en la golpeada Región de la Araucanía. Hay ataques incendiarios a propiedad privada y también pública, incluyendo buses del transporte público.
Los partidos políticos y las agrupaciones de partidos, tanto y como la gran mayoría de sus actores directivos y representantes de elección popular, están preocupados de cuestiones bien alejadas del interés ciudadano.
Se ha desatado controversia en torno al rol que juegan muchos políticos en materias comunicacionales, especialmente su participación en actividades que más bien corresponden a la farándula de artistas y comunicadores.
El país está emprendiendo una importante iniciativa para la recuperación de la inversión nacional. Sabemos que éste es un aspecto clave para la recuperación económica que se espera para el año 2021, y que ha sufrido algunos giros negativos por el retiro de inversionistas importantes y por la situación de espera en que se encuentran muchos proyectos privados.
El estallido de Octubre pasado sorprendió al país, aunque en gran medida era algo que se podía anticipar en diversos escenarios. En su origen se trató de un estallido social, que radicó en el descontento que distintos sectores de la ciudadanía manifestaron por diversas causas.
A la ciudadanía le cuesta entender los hechos de violencia que afectan negativamente su vida, y cuya evolución depende de decisiones que debe adoptar la autoridad.
Los políticos nos han acostumbrado a apreciar su actividad como actos continuos de populismo, una práctica que no mira condiciones y resultados objetivos, sino que privilegia la propaganda. Las propuestas populistas a menudo desprecian las opiniones y fundamentos técnicos, puesto que para ellos se debe solamente maximizar el impacto en imagen, y ciertamente en resultados electorales.