Viviana González



Viviana González

Muchas empresas viven en un dilema constante cuando los números no andan bien. Por un lado están quienes promueven la idea de abaratar costos -sacrificando incluso la calidad-, mientras que otros se oponen con fuerza a esta idea porque consideran que traiciona el propósito esencial de un producto o marca.

Hace algunas semanas se celebró en todo Chile el Día del Minero. En un país donde somos líderes en la producción mundial de cobre y la minería es una industria clave en el desarrollo e identidad local, ser minera o minero es mucho más que un simple trabajo; muchas veces esta labor es vista como un honor con un sentido de vocación y responsabilidad.

Internacionalizarse, o expandir una empresa a otros países, es una tendencia que crece cada vez con más fuerza y se ha vuelto parte de la estrategia de crecimiento de compañías pertenecientes a distintos rubros.

Desde empresas que cuentan con 10 o 20 trabajadores, hasta aquellas cuya planta supera los 1.000 o 2.000 colaboradores, todas comparten algo en común: Se trata de la preocupación que existe -o que debiera existir- en torno al bienestar de las personas que componen los equipos, entendiendo el rol fundamental que cumplen en el logro de los objetivos económicos y sociales de cada compañía.

Hace algunas semanas se publicó una estadística impactante: Aunque sólo un 8% (41) de las 500 empresas que componen el S&P -uno de los índices bursátiles más importantes de Estados Unidos-, tienen una CEO mujer, en materia de productividad y eficiencia ellas han superado al 92% de las empresas lideradas por hombres en los últimos 10 años.

Entre los varios temas que se están debatiendo hoy en Chile, hay uno que está generando gran expectativa debido a que afecta a gran parte de la población.