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Luis Riveros |
A partir del segundo trimestre del 2020 Chile se ajustó estrictamente a las severas condiciones impuestas por la pandemia del COVID19. El factor decisivo para explicar esto fue el temor.
Nuestro país vive los síntomas de una especie de bipolaridad social. En efecto, Chile vive tiempos muy difíciles en lo económico y sanitario, pero el mundo político está envuelto en debates que ocurren realmente en otra esfera, distinta y casi contradictoria con lo que el ciudadano medio demanda.
Se ha manifestado que quienes están a cargo de legislar nunca han atendido adecuadamente los negativos desarrollos observados en la Araucanía. Los mismos se manifiestan actualmente en contingentes civiles bien armados, acciones violentistas de distinta naturaleza y una intensa actividad vinculada a la droga.
Junto con el nuevo año, se revive un debate que los chilenos practicamos cada vez y que se refiere a la aplicación de pruebas de selección para el ingreso a la universidad. El tema es siempre atractivo, y muchos movimientos políticos lo utilizan para reseñar lo adecuado de sus postulados o alentar los postulados que otros llevan como bandera emblemática.
El año que se nos va estuvo marcado por una seguidilla de desarrollos negativos. La historia lo recordará como el año de quiebre en muchas tendencias que se venían dando en la sociedad chilena y que, para bien o para mal, proseguirán una evolución distinta y con resultados aún impredecibles.
Chile figura dentro de los países con mayor tasa de suicidios juveniles en el mundo, una estadística en extremo preocupante y que debiera llamar la atención de la política pública. Es la punta del iceberg de frustraciones y desencuentros que son propios de una sociedad en transición, también de un rango etáreo particularmente sensible a la problemática social y la desadaptación
En toda sociedad civilizada debe existir la compasión, el perdón por faltas graves que algunos de sus miembros han cometido afectando a personas o instituciones, así dislocando severamente el propio funcionamiento del entramado social.
Ya nos ha llegado el tan temido rebrote del COVID19, cumpliéndose así el mismo ritmo que esta infección ha desarrollado en otros países. Con ello se retrocede en una serie de aspectos relativos a la recuperación económica que se venía insinuando en los últimos meses.
Votaron 400 mil personas, de un total de 14 millones de electores. O sea, aproximadamente un 3%, que es precisamente el disminuido porcentaje de aprobación a los políticos que determina la ciudadanía a través las encuestas.
La crisis de representatividad que envuelve al hacer político es uno de los aspectos más delicados y negativos de la actual realidad chilena. Una crisis que se representa por los reclamos de muchos actores en orden a reemplazar ipso facto al Presidente de la República y al Parlamento, como una manera de dar curso a los reclamos sociales sobre estos dos Poderes del Estado.