Hermógenes Pérez de Arce



Hermógenes Pérez de Arce

Hace algún tiempo un importante diario editorializó insinuando que el financiamiento irregular de la política era tan extendido que parecía conveniente buscar una salida no penal. 

“Donde quiera que nos lleven estaré en una celda de dos por tres metros con un camarote junto a otro militar y sin derechos carcelarios” (libertad condicional, salidas dominicales o diarias). Le exigen arrepentirse de delitos de los cuales se declara inocente. Luego, no tiene beneficios.

Se benefició del precio del cobre más alto de la historia durante un tiempo, sin embargo el país cayó del lugar 30° al 34° en competitividad mundial durante su gobierno.

Si no lo somos, por lo menos ya tenemos un problema de país desarrollado: nos estamos llenando de pobres de otros países. Si no se cambia “El Ladrillo” por el “Otro Modelo”, habrá trabajo para todos. Y si se lo enseñamos a los haitianos, al poco tiempo dejarán de llegar.

Creo que la candidatura de Llaitul para el 2021 ya está lanzada. El lema de la campaña ya está listo, desde luego: “Quema pero cumple, Llaitul Presidente”.


¿Es que entonces no meten preso a nadie? ¡No, por supuesto! Meten presos a los que lucharon contra los terroristas. Condenan a presidio perpetuo incluso al que le dieron la Medalla al Valor por haber descubierto y enfrentado al máximo jefe terrorista en los 70. 


Como se acerca el fin del verano ya sería un poco tarde para ponerle la bomba al Ministerio este año, pero le recomiendo a Gerardo Varela la idea para que la implemente para el próximo.

En la Araucanía el subversivo Llaitul lanza desafiantes anatemas, seguro de su impunidad. Puede estar tranquilo. Los fiscales están más dedicados a demostrar la ineficacia de las pruebas que a otra cosa y “los diarios” y opinólogos a obtener la renuncia del General Director por “responsabilidad del mando”.

Ya la salida alternativa a Moreira provocó la renuncia al Ministerio Público de los fiscales Gajardo y Norambuena, evidentemente presas de excesivo celo.


En Chile, país donde la mayoría no entiende lo que lee, Romer ha sido convertido en un hazmerreír, en el “hombre que recibe las bofetadas” y todos preguntan cuándo lo van a echar del Banco Mundial.