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Gonzalo Islas |
Los años 80 son conocidos como “la década pérdida” para las economías de América Latina. La crisis de la deuda, que llevó al default a la mayoría de los países del continente, tuvo un impacto demoledor. En efecto, entre 1981 y 1990 el producto per cápita cayó en un 5%, se registraron altas tasas de inflación, con episodios de hiperinflación en Argentina, Brasil y Perú; retroceso de los salarios reales y aumento de los niveles de pobreza.
“No hay lugar para gradualismos y tibiezas”, la frase del Presidente electo de Argentina, Javier Milei, pone en el centro de la discusión las alternativas de implementación de programas de reformas económicas.
El juicio a Sam Bankman-Fried, fundador de FTX, el mercado de criptomonedas que colapsó espectacularmente a fines del año pasado con pérdidas de billones de dólares, mantuvo la atención de los principales medios en EE.UU. durante el último mes. Los testimonios de los distintos involucrados fueron revelando sabrosos y también preocupantes detalles sobre el funcionamiento de estos nuevos mercados y de las cuantiosas pérdidas para los inversionistas.
En 1909 John Moody publicó la primera versión de su “Análisis de Inversiones en Ferrocarriles”, en la cual se analizaban las condiciones financieras de las distintas empresas ferroviarias que emitían bonos en EE.UU. Si bien no era la primera publicación de este tipo, fue la primera en resumir la información de los bonos en un sistema basado en letras, donde Aaa representaba en palabras de su autor “los bonos y acciones de la más alta clase”, y la E a aquellos bonos de empresas en quiebra.
El avance casi en paralelo de tres reformas con efectos en el mercado laboral: la reducción de jornada de 45 a 40 horas, el incremento del salario mínimo hasta $500.000, ambas ya aprobadas por el Congreso, y la reforma previsional que incorpora una cotización adicional de cargo del empleador y que aún se encuentra en tramitación, implican introducir en forma casi simultánea tres elementos que elevan el costo de contratación. ¿Cómo podrían impactar este “triple pack laboral” a la creación de empleo y a los niveles de formalidad de nuestro mercado laboral?
En 1978, los residentes del Estado de California, frustrados por las continuas alzas en el impuesto a las propiedades (equivalente a nuestras contribuciones), aprobaron por amplia mayoría en un plebiscito limitar la tasa de este impuesto a un 1% del valor de la vivienda y establecer que la tasación de éstas no podría crecer más de un 2% anual.
¿Se imagina usted a inversionistas británicos comprando instrumentos de deuda emitidos por municipios chilenos? Aunque parezca increíble, esto ocurría hace más de un siglo cuando ciudades como Antofagasta, Valparaíso, Viña del Mar y Concepción, emitían deuda en el mercado inglés con garantía del gobierno central, y posteriormente se transaban en la bolsa de valores de Londres.
El éxito de Javier Milei en las recientes primarias argentinas ha vuelto a poner a la dolarización en el centro del debate económico en el vecino país.
Hace poco menos de un año la inflación alcanzaba el valor más alto de los últimos 20 años en Chile, llegando en agosto de 2022 a un 14,1% anual. El regreso de la inflación era el titular más repetido en los medios de prensa escritos, mientras que los noticiarios de la televisión nos mostraban día a día ejemplos de su impacto en nuestras vidas.
El plan “Gas para Chile” fue anunciado hace un año como “una reforma estructural que pretende mover el tablero de la industria del gas licuado”.