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Daniel Vercelli |
El último tercio del año tuvo gran movimiento en materia medioambiental. Entre octubre y noviembre se realizaron cuatro conferencias ambientales globales sobre biodiversidad (COP 16 en Cali), degradación de suelos y desertificación (COP 16 en Riad), contaminación por plásticos (INC 5 en Corea del Sur), más la COP 29 de clima en Azerbaiyán, el que se transformó inesperadamente en la segunda COP más concurrida de la historia. Con el paso de los días y haciendo un balance de los principales hitos de cada evento, hay varios aspectos que vale la pena analizar y destacar como los más relevantes de la temporada en torno a los avances para enfrentar la triple crisis ambiental global de clima, plásticos y biodiversidad ( o cuádruple crisis, si agregamos la sequía, desertificación y degradación de suelos).
En la búsqueda de soluciones sustentables para combatir la crisis climática, diversas compañías y países (sobre todo en el hemisferio norte) han adoptado tendencias como el nearshoring, que ocurre cuando se reubican los procesos comerciales o productivos de las empresas hacia países que se encuentran más cercanos. Esta proximidad geográfica tiene un origen económico y también una justificación ambiental, ya que la huella de CO2 de los productos comerciados con nearshoring es menor en comparación a lugares más lejanos (offshoring).
Los sistemas frontales que afectaron al país en los últimos meses generaron efectos directos en los precios de verduras como las acelgas, el repollo o la lechuga, algo que seguramente también veremos en Fiestas Patrias. Los expertos advierten que en los tiempos actuales, cualquier alimento que sea extraído del suelo podría tener alguna alteración en su valor. Algo similar ocurrió con el aceite de oliva, cuya alza se debe a los efectos de la crisis climática entre los principales países exportadores como España o Australia, que debieron reducir significativamente su producción.
Cada cuatro años, el mundo se detiene para observar a los mejores atletas competir en los Juegos Olímpicos. Estos eventos celebran la excelencia deportiva, el esfuerzo, la dedicación y la disciplina de hombres y mujeres que logran romper récords que parecían inalcanzables.
Cada año, el 5 de junio, se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha trascendental para reflexionar sobre el estado de nuestro planeta y, sobre todo, impulsar acciones que garanticen un futuro sostenible. En este contexto, los líderes empresariales emergen como actores fundamentales en la configuración de un mundo donde la prosperidad económica y la salud ambiental coexistan armoniosamente.
La crisis de contaminación por plásticos es real y urgente. Hoy a nivel mundial se producen anualmente más de 430 millones de toneladas, dos tercios de las cuales son de vida corta, generando 230 millones de toneladas de basura, de las cuales 23 millones terminan en el medio ambiente (lo que equivale a casi 44 toneladas por minuto). Este escenario, derivado de nuestro estilo de vida, nos presenta un desafío que va más allá del hecho en sí, contribuyendo al cambio climático con un 3,4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
El 10 de octubre es el Día de la Salud Mental, creado con el fin de aumentar la conciencia sobre este tema que puede afectar a todo tipo de personas, además de movilizar esfuerzos en torno a un mayor acceso a tratamientos, siempre pensando en el bienestar humano integral.
En materia de crisis climática, cada vez son más evidentes los daños que la acción humana ha generado sobre el planeta. Lo vemos día a día en un aumento progresivo de las altas temperaturas, deshielos, sequías, inundaciones y muchos otros fenómenos que han alterado nuestro entorno. Está claro que los costos y efectos son progresivos y que si no hacemos algo al respecto, en las próximas décadas éstos sólo seguirán creciendo.
A propósito de la conmemoración del pasado 8 de marzo y el Mes de la Mujer, en esta columna me gustaría abordar un aspecto del que no se habla mucho, pero que tiene enormes efectos en la vida diaria.
Estas son esas semanas en que aún estamos en modo balance 2022 y al mismo tiempo, kick off o punto de partida 2023, para entender mejor qué ha significado el último periodo y qué hemos aprendido de estos años que han sido especialmente distintos, y también por supuesto, proyectarnos hacia adelante.