El plan para Ucrania incluye beneficios para EEUU por garantizar su seguridad y ganancias de la reconstrucción

|


El plan para Ucrania



MADRID, 21 Nov. (EUROPA PRESS) - El nuevo plan de paz de Estados Unidos para Ucrania no sólo incluye algunas de las líneas rojas que el presidente Volodimir Zelenski ha reiterado durante la guerra que no cruzará, como la cesión de territorio, sino también varios beneficios económicos para Estados Unidos por garantizar su seguridad, a quien además deberá conceder el 50 por ciento de las inversiones y las ganancias de la reconstrucción.


El plan de 28 puntos está repleto de detalles que tanto Ucrania, como una relegada Europa, han cuestionado en el pasado. Si bien el Zelenski ha asegurado que está analizando el texto elaborado por el enviado especial de Trump, Steve Witkoff --que cuenta con el visto bueno de los hombres del presidente Vladimir Putin--, hay pocos indicios de que esté dispuesto a aceptar muchos de estos términos.


Estados Unidos recibiría una parte de los fondos para la reconstrucción de Ucrania, unos 100.000 millones de dólares (unos 87.000 millones de euros) en activos rusos congelados irían a parar a las iniciativas de Washington para tal fin, que recibiría además el 50 por ciento de las ganancias, mientras que Europa aportaría otros 100.000 millones de dólares.


Asimismo, los activos congelados que no se utilicen se destinarían a un fondo de inversión ruso-estadounidense a fin de evitar que resurja de nuevo el conflicto, en tal caso, se restablecerían de nuevo las sanciones internacionales.


Los primeros epígrafes que se dieron a conocer estaban relacionados con viejas aspiraciones de Moscú, como la entrega de la región oriental del Donbás --que actualmente se encuentra casi en su totalidad ocupada por las fuerzas rusas-- la reducción del tamaño y las capacidades de las Fuerzas Armadas ucranianas, o la inviabilidad de una posible entrada en la OTAN, tal y como reclama Zelenski.


Además de Donbás --Lugansk y Donetsk--, Crimea será reconocida como territorio ruso, incluso por Estados Unidos, mientras que la soberanía de Jersón y Zaporiyia quedará delimitada por la actual línea del frente. Rusia renunciará a otros territorios dispersos en otras regiones.


Ucrania aceptará ser un Estado no nuclear y la disputada central de Zaporiyia operará bajo supervisión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para distribuir electricidad a Kiev y Moscú a partes iguales.


A cambio, se espera que Rusia no invada a los países vecinos y que la propia OTAN renuncie a expandirse aún más. Las aspiraciones europeístas de Ucrania no se discuten, como tampoco el reingreso de Moscú a la economía mundial y los foros internacionales de los que ha sido expulsado a lo largo de estos años.


El acuerdo también incluye que todas las personas implicadas en el conflicto recibirán una amnistía total, al mismo tiempo que se adoptarán medidas para aliviar el sufrimiento de las víctimas, liberar a los presos de guerra, avanzar en la reunificación de las familias y en la entrega de los caídos en combate.


Otro de los puntos establece que el ruso sea reconocido como lengua cooficial, revirtiendo así muchas de las políticas lingüísticas y de identidad que se establecieron en 2014, durante la primera guerra del Donbás, y el regreso de la Iglesia Ortodoxa Rusa, a la que Kiev acusa de ser aliada del Kremlin.


En el momento en el que se ratifique el acuerdo, Ucrania deberá celebrar elecciones en el plazo de cien días, una de las reclamaciones que el presidente Trump planteó a Zelenski en uno de sus primeros encuentros tras regresar en enero de este año a la Casa Blanca.


No está claro cuánto margen de maniobra tiene Zelenski para oponerse, ni si Estados Unidos se negará a suministrar más armamento e Inteligencia para presionarle a aceptar un plan que no gusta a los líderes europeos y que en los pasillos de Washington reconocen no es nada fácil para el presidente ucraniano.


europapress