La Salud: una emergencia en segunda vuelta

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Jorge Diaz (2)

Pocos días faltan para saber quién será la persona que liderará los destinos de nuestro país. Los debates y propuestas en seguridad, crecimiento, seguridad social y servicios públicos nos recordaron a las ferias libres que, a última hora, rematan sus productos.


En este escenario democrático hay un tema en el que, poco a poco, se fueron alineando las posturas: la salud.


Si bien existen algunas diferencias menores en las prioridades o en los énfasis, fueron más las similitudes entre los diferentes candidatos. Y es ahí donde, al parecer, la tesis de “gobierno de emergencia” planteada por Kast parece tener mucho sentido y, de manera más o menos explícita, todos los candidatos adhirieron. No hubo candidato que justificara las extensas listas de espera o que indicara que deben disminuirse o eliminarse programas de atención, presupuestos o funcionarios, o que no deban mejorarse los equipos e infraestructura de hospitales o consultorios. Esto realmente parece ser una emergencia.


Un gobierno que enfrenta la mayor lista de espera en la historia del sistema, con un presupuesto que se ha visto aumentado sistemáticamente (30% desde 2022), pero que no ha redundado en la mejoría de los indicadores de productividad asistencial y percepción de calidad, sin duda deja una urgencia al gobierno que viene. No hay más tiempo ni excusas para actuar.


Algunos, más hacia la izquierda, evitan hablar de productividad en salud, olvidando que este concepto implica entregar más o menos atenciones médicas, cirugías, radiografías, escáneres, ayudas técnicas, medicamentos, vacunas y, en general, los servicios que nuestra población espera y que durante estos últimos años no está recibiendo en tiempo y forma.


La deficiente gestión o el mal uso de los recursos resulta en perpetuar la espera y el sufrimiento de miles de familias. Hasta la candidata Jara se sumó a esta tesis. Su llamado a “hacer las cosas de manera diferente” parece ser también un llamado a revisar el presupuesto presentado por el Gobierno. Por ejemplo, en las partidas de atención primaria, que paradójicamente fue una prioridad en la campaña del presidente Boric y que, en la práctica, con el presupuesto 2026, fue nuevamente relegada al final de la fila.


Otro punto especialmente grave es la deuda hospitalaria aún no sincerada ni asumida por el Ministerio de Salud. La ministra Aguilera dice que la deuda es de los servicios de salud, y los servicios dicen que el financiamiento depende del Minsal. Entonces, ¿quién asume esa deuda?, ¿cuánto se debe y quién pagará? Tan confuso es el panorama de la deuda, el presupuesto y la productividad, que la presidenta del Colegio Médico, Anamaría Arriagada, afirmó que “el presupuesto no solo no reducirá las listas de espera, sino que podría agravarlas”. Esto sí parece una emergencia.


Cómo enfrentar esa emergencia es el desafío de los candidatos de cara a la segunda vuelta. Una ardua disciplina fiscal, la incorporación de tecnología para una mayor eficiencia y mecanismos de control de la gestión, sumados a una necesaria complementariedad público-privada, parecen ser la opción más validada para este desafío titánico, todo esto con un presupuesto elaborado por el gobierno saliente. Que este 14 de diciembre sea la “última vuelta” para enfrentar con real seriedad la salud pública de nuestro país, ya que, a todas luces, en estos últimos años, quienes han estado a cargo no lo han logrado.


Dr. Jorge Díaz C.

Ex Director del Servicio de Salud

Valparaíso San Antonio

europapress