Polarización y liderazgo emocional en empresas: las claves en tiempos de campaña

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La polarización no es solo un fenómeno electoral. Según la última Encuesta CEP, el 85% de los chilenos percibe una fuerte división entre derecha e izquierda, cifra que sube al 91% en los sectores más ideologizados. Este clima se agudiza por la sobreexposición a redes sociales, la desinformación y discursos extremos, generando un terreno fértil para que la tensión también se traslade a los espacios de trabajo.


Pablo Fuenzalida, experto en transformación humana, docente de la Universidad Adolfo Ibáñez y fundador de Dinámicas Humanas y DhumanLab, sostiene que esta polarización no solo se vota: también se habita. “Se cuela en las reuniones, en los silencios, en los enojos que no se hablan”, explica. Y cuando no se gestiona, puede escalar en forma de rigidez, desconexión o conflicto latente.


Desde hace más de dos décadas, Pablo Fuenzalida ha trabajado con múltiples organizaciones de sectores diversos, facilitando talleres diseñados para entrenar liderazgos que enfrentan tensión emocional y climas complejos. Su metodología, basada en cuerpo, lenguaje y emoción, propone prácticas concretas: pausas estructuradas, espacios de verbalización emocional y reglas claras para conversar lo difícil sin escalar el conflicto.


“Las emociones no resueltas no desaparecen: se expresan en la evasión, en el ausentismo o en relaciones que se tensan sin motivo aparente”, advierte. Por eso, propone liderar desde la presencia y la conciencia, no desde la reacción. Y agrega: “No se trata de hablar de política en el trabajo, sino de contener lo que la política puede provocar emocionalmente en las personas”.


Este enfoque no solo responde a una necesidad coyuntural: está respaldado por marcos internacionales. Los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de Naciones Unidas (UNGPs), aprobados en 2011, establecen que las empresas tienen el deber de actuar con debida diligencia para evitar causar o contribuir a impactos negativos en las personas. Según el experto, eso incluye también los efectos psicosociales que pueden surgir en contextos de alta polarización social y política.


“Cuando un equipo se divide, la productividad, la creatividad y el bienestar se ven comprometidos. Las organizaciones no pueden ignorar este tipo de tensiones, porque son parte del clima interno y del deber de cuidado”, señala. Por eso, más que evitar el tema, propone transformarlo en una oportunidad para crear conversaciones conscientes, regular la emocionalidad y construir espacios de colaboración auténtica.


Desde su experiencia con más de 7.000 personas y más de 100 procesos organizacionales —incluyendo Codelco, Enel, Clínica Alemana y otras—, ha observado que el estado emocional de los equipos influye directamente en su claridad, cohesión y capacidad de respuesta frente a la incertidumbre.


Y cierra con una invitación: “El liderazgo que se necesita hoy es el que sostiene cuando el entorno divide. El que escucha, no solo dirige. El que se atreve a abrir conversaciones difíciles sin perder la serenidad”.



Más información @pablofuenzalida.oficial y en su LinkedIn Pablo Andrés Fuenzalida


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