​La ventaja competitiva del “must have tech” en la minería

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Lino Tejeda Z

En Chile y el mundo, la minería enfrenta un punto de inflexión. Durante décadas descansamos en un ciclo que parecía inagotable: los precios internacionales del cobre definían nuestra competitividad y, con ello, el aporte de la industria a la economía nacional. Pero ese tiempo se acabó. Hoy la sostenibilidad de la gran minería no depende de factores externos, sino de nuestra capacidad de generar productividad y optimización de las operaciones. Y ahí la tecnología dejó de ser un accesorio: es la nueva ventaja competitiva.


La evidencia es clara. Hasta el 2005, la productividad aportaba un 2,5% al crecimiento anual de Chile. En los últimos quince años, apenas un 0,2%. En minería la historia es similar: aportes decrecientes, con un repunte reciente que aún no puede considerarse tendencia. Lo que está en juego es más que números: hablamos de una industria que aporta sobre un 10% al PIB y cerca del 50% de las exportaciones.


¿Por qué caímos en esta brecha? Los diagnósticos coinciden: no basta culpar a la geología o a la antigüedad de los yacimientos. El verdadero nudo está en la gestión, el uso tecnológico y la calidad del capital humano. Y ahí es donde la digitalización deja de ser moda para convertirse en requisito estratégico.


En los últimos diez años la minería ha acelerado la adopción de proyectos de digitalización del core: remotización, teleoperación, centros integrados de operaciones, equipamiento autónomo. Todo esto apoyado con IoT, analítica avanzada, inteligencia artificial y big data. Hoy surge un nuevo “must have tech” que abarca la digitalización en el control de los recursos de la operación, y marca la diferencia: las Plataformas de Inteligencia Operacional (IOP).


Estas plataformas integran captura de datos en tiempo real, estandarización vía big data, capacidad de decisión autónoma con inteligencia artificial e integración con soluciones de business intelligence. En la práctica, permiten pasar de la foto estática a la gestión dinámica de recursos (personas y equipos) de la operación.


Un ejemplo es Mine in Motion, solución que hoy ya opera en la industria. Su valor no está solo en registrar presencia de trabajadores o utilización de equipos, sino en convertir esa información en decisiones inmediatas para optimizar productividad, reducir costos y reforzar la seguridad. En un modelo donde más del 70% de la fuerza laboral pertenece a contratistas, contar con esta visibilidad no es un lujo, es sobrevivencia.


La gran conclusión es simple: mejoras en la productividad laboral, optimizaciones del cash cost y la sostenibilidad de nuestra minería no se resolverán con más recursos, sino con inteligencia para gestionarlos mejor. Y esa inteligencia hoy se habilita con tecnología.


La pregunta es si como país vamos a tratar estas soluciones como proyectos piloto, dispersos y sin continuidad, o si vamos a asumirlas como parte estructural de nuestra competitividad. Porque en la minería global ya no hay excusas: quienes incorporen el “must have tech” estarán en la primera línea; los demás quedarán mirando desde atrás.


Lino Tejeda Salazar

Director de Sourcing

europapress