Advierte de que la resiliencia global puede verse puesta a prueba y avisa del riesgo de corrección abrupta de las elevadas valoraciones
MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -
El crecimiento de la actividad a nivel mundial se frenará ligeramente este año y el siguiente, aunque todos los síntomas apuntan a que la economía global ha resistido las tensiones derivadas de múltiples shocks, incluyendo comerciales y geopolíticos, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que advierte, sin embargo, de que esta resiliencia global aún no se ha puesto a prueba por completo, mientras que hay indicios preocupantes de que la prueba podría llegar.
"¿Cómo se está adaptando la economía mundial? En resumen: mejor de lo que se temía, pero peor de lo que necesitamos", ha asegurado la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en su tradicional discurso para alzar el telón de las reuniones de otoño que el FMI y el Banco Mundial celebran en Washington desde la semana próxima.
En este sentido, en anticipación de la publicación de las nuevas proyecciones macroeconómicas de la institución, que se darán a conocer la semana que viene en su informe 'Perspectiva Económica Mundial', la economista búlgara ha destacado que el crecimiento mundial "se desacelerará solo ligeramente este año y el próximo", por lo que todo apunta a una economía global que, en general, ha resistido las fuertes tensiones derivadas de múltiples sacudidas.
Para el FMI, esta resiliencia refleja la implementación en muchas partes del mundo de una política monetaria más creíble, así como nuevas reglas fiscales y, durante la pandemia, estímulos rápidos, decisivos y coordinados a nivel mundial para limitar el impacto inmediato y unas cicatrices duraderas, mientras que las economías emergentes han mejorados sus políticas y marcos institucionales.
Asimismo, Georgieva ha destacado la "adaptabilidad del sector privado" a los cambios en el comercio o la irrupción de nuevas tecnologías como la IA, al tiempo que el impacto de los aranceles "no ha sido tan grande como se anunció inicialmente", a pesar de que, si bien se ha evitado una guerra comercial, el aperturismo "ha sufrido un duro golpe".
Por último, entre los factores que han ayudado a resistir a la economía, la directora gerente del FMI ha señalado a las condiciones financieras favorables, gracias al impulso para la renta variable derivado del optimismo sobre la IA y unos estrechos diferenciales de riesgo, junto con el alivio para los prestatarios en dólares de la caída de la moneda estadounidense a principios de año.
"Pero antes de que alguien dé un gran suspiro de alivio, por favor, escuchen esto: la resiliencia global aún no se ha puesto a prueba por completo", ha subrayado Georgieva, advirtiendo de que "hay señales preocupantes de que la prueba podría llegar", como sugiere la creciente demanda mundial de oro, mientras que "aún está por verse" el efecto completo de los aranceles y, si se produjera una corrección brusca en las valoraciones de los mercados, unas condiciones financieras más restrictivas podrían lastrar el crecimiento mundial, exponer vulnerabilidades y dificultar especialmente la vida de los países en desarrollo.
RECOMENDACIONES.
A este respecto, la directora del FMI plantea la necesidad de que los gobiernos se fijen como meta a medio plazo aumentar el crecimiento de forma duradera, lo que requiere de una mayor productividad del sector privado y hace necesario que los gobiernos proporcionen y protejan los elementos básicos del libre mercado, una sólida supervisión del sector financiero e instituciones independientes pero responsables.
"La competencia es clave, y la regulación no debe tolerar ni crear ventajas injustas", ha defendido Georgieva, que ha lanzado un llamamiento a todos los miembros del FMI para que adopten una "limpieza regulatoria" para liberar la energía emprendedora, con el apoyo de instituciones y una gobernanza sólidas. "No es momento de autolesionarse: es momento de poner orden", ha resumido.
Asimismo, la economista búlgara ha instado a sanear las finanzas de los gobiernos, ya que se proyecta que la deuda pública supere el 100% del PIB global para 2029, para que puedan amortiguar nuevos shocks y atender las necesidades apremiantes sin aumentar las tasas de endeudamiento del sector privado, además de abordar los desequilibrios excesivos, tanto internos como externos, para que no se conviertan en un factor de deterioro.
"La consolidación fiscal es necesaria tanto en países ricos como pobres", ha defendido la directora del FMI.