Señor director:
A propósito de las noticias recientes que muestran tratos inhumanos y vejatorios que le restaron la condición de persona al trabajador del Hospital de Osorno por años, cabe preguntarse por la importancia del carnet de discapacidad. No todos los autistas lo tienen y, por lo tanto, desde el punto de vista jurídico, existen autistas “capacitados”, otros “discapacitados” o incluso algunos declarados “incapaces absolutos”, perdiendo sus derechos civiles. No todos los autistas son discapacitados. Y no puede ser que se los haga depender de un trámite que certifique su discapacidad para saber cuántos son, qué derechos tienen o cómo hacerlos efectivos.
Las personas que cometieron los graves atentados contra el trabajador autista en el Hospital de Osorno podrían ser condenados con agravantes que aumenten su culpabilidad, siempre y cuando el delito se haya cometido en contra de algún discapacitado. Asimismo, múltiples leyes también exigen certificación de discapacidad para entregar algunos “beneficios”.
Pero ¿sabemos si el trabajador tenía carnet de discapacidad? La Ley TEA no lo exige, sus fundamentos son que las personas autistas tienen simplemente una condición en el neurodesarrollo, sólo si hay impacto funcional significativo o si existen barreras en el entorno podrá requerirse el trámite. La Ley TEA exige respeto y dignidad más allá de una certificación, esa misma que perdió el trabajador de Osorno por tantos años, debiendo soportar terribles abusos y crímenes en su contra.
Francisca Barrientos
Investigadora del Instituto de Investigación en Derecho (IID)
Universidad Autónoma de Chile