2024 con retos para la fiscalización

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Uno de los eventos importantes que hubo al final del año pasado fue el informe preparado por el Ex Director del Servicio de Impuestos Internos (SII) don Michel Jorratt titulado “Estimación de la Brecha de Cumplimiento en el IVA y el Impuesto a la Renta de Primera Categoría mediante el Método del Potencial Teórico Usando Cuentas Nacionales”, el cual arrojó que el Fisco dejó de recaudar la suma en promedio por los años 2018, 2019 y 2020 equivalente al 6,5% del PIB (19 mil millones de dólares aproximadamente). Este porcentaje se divide en un 1,8% por el IVA y 4,7% por el Impuesto a la Renta de Primera Categoría.


Esta brecha considera la evasión y elusión tributaria como también la subdeclaración involuntaria, sin poder diferenciar o establecer alguna cantidad para cada una de ellas.


En forma separada, se ha estimado que la brecha en el IVA equivale en promedio por los tres años a un 18,4% de lo recaudado y en un 51,4% para el Impuesto a la Renta. Estos porcentajes son lapidarios porque evidencian la pérdida de ingresos que necesita la autoridad para cumplir con sus fines. Sin embargo, el informe ha sido fuertemente criticado por la metodología utilizada y por la magnitud de la brecha, pues es tres veces más grande que la obtenida por los países referentes para Chile.


Al respecto, también tengo mis reparos, pues la metodología considera una recaudación potencia teórica estimada sobre la base de las cuentas nacionales, en vez de considerar la renta líquida imponible que es posible recolectar del Formulario 22 que administra el SII. Así también, es posible considerar el resultado contable de las grandes empresas fiscalizadas por la Comisión para el Mercado Financiero cuyos estados contables son públicos.


Por otro lado, dudo mucho que la brecha tenga la elevada magnitud determinada, pues desde hace muchos años que el SII ha realizado una tarea muy eficiente de fiscalización a través de la recolección de datos por parte de los contribuyentes por medio de las declaraciones juradas y otros procedimientos de revisión masiva, como también planes especiales y particulares que obligan a realizar distintas presentaciones.


El celo fiscalizador se ha visto en el gran número de observaciones que surgen de las operaciones rentas, las cuales nacen del cruce de información que relaciona una serie de factores y que buscan el correcto cumplimiento tributario. Así también, hemos visto la proliferación de correos electrónicos enviados por el SII los últimos días de diciembre recién pasado, solicitando la “devolución improcedente” del Año Tributario 2021, evidenciando la realización de procesos de fiscalización focalizados sobre la base de la información recolectada.


Es tanta la información que el SII tiene, que ofrece propuestas de declaraciones de renta de muchos contribuyentes, personas naturales y también pymes.


También se ha avanzado en el tema del IVA a través de las facturas y boletas electrónicas cuya incorporación no es fácil para el contribuyente, pero que facilita la labor fiscalizadora al tener el SII en forma automática los ingresos y eventuales gastos efectuados casi en tiempo real.


El SII ha avanzado en fiscalización digital y a distancia, pero con un costo importante de tiempo para el contribuyente para presentar durante el año diversas declaraciones juradas y cumplir con los requerimientos de información en las fiscalizaciones. Este trabajo en conjunto de funcionarios y contribuyentes no se condicen con la cuantía de la brecha determinada, motivo por el cual, o hay que ajustar la metodología utilizada o es imperioso revisar los procedimientos de fiscalización que se están aplicando, tarea que debe ser abordada por la autoridad en este año 2024 que comienza.


Prof. Germán R. Pinto Perry

Director Programas de Especialización Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC

Universidad de Santiago

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