Víctor Caro, Director del Centro de Estudios del Futuro USACH, y Mario Radrigán, Profesor del Departamento de Gestión y Políticas Públicas USACH: ​¿Funciona una economía que no está basada en el lucro?

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Desde hace un tiempo hasta ahora la palabra “crisis” resuena cada vez más fuerte en distintos ámbitos, ya sea medioambiental, climático, económico, social, entre otros. Y es que el común denominador existente es un desgaste del sistema productivo y comercial actual que está llevando al mundo al colapso. Por lo que se hace imperante tener otro modelo, que se preocupe efectivamente de las necesidades de la población, pero de una forma en que la relación con la naturaleza y entre seres humanos sea más armónica.


Y es aquí donde la Economía Social, Solidaria y Cooperativa juega un rol esencial, al ser un sector en el que convergen una forma privada de organización de los recursos y capacidades con el interés del bien común y el bienestar público, por lo que este modelo se propone generar intercambios productivos que sean beneficiosos para el ser humano y su entorno.


Por lo que podemos decir con mucha certeza de que el mundo de la economía social es una forma de entender las relaciones humanas y dentro de ellas las relaciones comerciales, y así nace, por ejemplo, el fair trade o el comercio justo. Y al ubicarse entre el Estado y el capitalismo, es un mundo en sí mismo que tiene vertientes que la plantean como un sector alternativo a la economía convencional y que tiene un arraigo muy profundo en Chile y en Latinoamérica en general.

En este contexto, cabe hacerse la pregunta de qué espacio tiene la economía social dentro del modelo de desarrollo que tenemos en Chile y en Latinoamérica y en todo el mundo occidental, y la verdad es que la respuesta es bastante sencilla: es un mundo que convive con otras prácticas comerciales, y lo que busca es mostrar que otro mundo, uno mejor, es posible.


Y cuando se promueve un modelo de economía plural, lo importante es que cada actor económico tenga posibilidad de expresarse, de desarrollarse y en donde las personas puedan optar libremente por uno u otro. Claramente los últimos 50 años de nuestro país han estado marcados por un sello extremadamente neoliberal, pero a pesar de ese sello las empresas y organizaciones sociales y solidarias existen Chile, han crecido y siguen siendo vitales para el bienestar de las personas.


Sin ir más lejos, el 98% de los servicios de agua potable rural, que abastecen a más de dos millones trescientas mil personas, son provistos hoy en día por empresas de economía social, cooperativas o comités de agua potable rural, entonces, si uno lo saca del escenario es un desastre, pero de ello no hay conciencia, uno está habituado a las empresas tradicionales.


Es por esto que la Universidad de Santiago de Chile promueve y fomenta la Economía Social, Solidaria y Cooperativa, al incorporar estas temáticas en los procesos formativos de estudiantes de pre y posgrado, y al hacer investigación mediante su Centro Internacional de Economía Social y Cooperativas (CIESCOOP), cuyo objetivo es estudiar, promocionar, divulgar y capacitar en los temas de economía social y solidaria, cooperativas, emprendimiento social y tercer sector.


Víctor Caro, Director del Centro de Estudios del Futuro USACH

Mario Radrigán, Profesor del Departamento de Gestión y Políticas Públicas USACH

europapress