¿Podremos gritar Feliz Año Nuevo?

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Javier Fuenzalida A

Para los políticos no hay nada mejor y más fácil que resolver los problemas subiendo impuestos y usar la burocracia en provecho propio, sin contar con los discursos vacíos y mentirosos. Es un fenómeno universal que en Chile se viene acentuando cada vez más. El cuento del tío, la nueva constitución, después de haberla declarado democrática en tiempo de Lagos y desechado el proyecto de Bachelet, ahora sostienen que el paraíso llegará a Chile con una nueva, pero que ninguno, hasta el momento, ha explicado en qué consistirá y cómo será. Girardi, impúdico, ha declarado que se abolirá el derechos de propiedad y el tribunal constitucional, Haroldo Muñoz amenaza que si no se aprueba habrá un caos total ¿promotor de vandalismo o terrorismo?

En medio del caos en que hemos vivido en los últimos dos meses, una vez más creen que los problemas se resolverán gastando más y cobrar nuevos impuestos.

Ninguno de estos botaratas se ha dado el tiempo para examinar los documentos que la Dipres emite. Entre otras tareas, se encarga de evaluar los proyectos del ejecutivo, no todos porque no tienen tiempo. No sabemos cuál es el criterio para seleccionarlos. Entre 2011 y2017 evaluaron 149 proyectos. Tan solo 5 fueron catalogados como “buen desempeño”, 41 más o menos, 85 como malos y a 18 no supieron que nota ponerles. Esto se repite constantemente. En 2018 se evaluaron tan solo 22, de los que 2 “pasaron de curso”, 10 reguleques y 10 malos. Hasta el II trimestre del 2019 se habían evaluado 61 proyectos. 14 como suficientes, 30 malos y 18 sin saber qué hacer. Todo un desastre permanente.

El informe de la Dipres señala que a los reguleques se les da una oportunidad al año siguiente, repiten de curso. Los que no sean aceptados se propondrá su eliminación, pero nunca se informa cuáles son y cuánto dinero se perdió. Esta deficiencia burocrática los hace poco creíbles pues una y otra vez los ministerios vuelven a presupuestarlos, sin que la Dipres lo advierte en el proyecto siguiente y el congreso hace vista gorda o simplemente no saben lo que aprueban.

¿Cuánto nos cuesta a los contribuyentes este saqueo nacional?

El informe del II Trimestre de la Dipres publica los detalles de17 de los 61 proyectos. Se han gastado US $ 433 millones y hay para todos los gustos. Los más caros, fueron fomento al riego US $ 92 millones, refinanciamiento a las pymes US $ 84 millones y campamentos US $ 60 Millones. Entre medio algunos pintorescos como “tenencia de animales de compañía”, antes de otros de carácter social, con un gasto de US $14 millones, Cooperación Técnica sur/sur (¿?) US $ 13 millones, hasta Consejo Nacional de Televisión US $ 6 millones para premios, sin evaluar si hubo méritos para premiar.

Por otra parte, está el circo tachuelitas (empresas estatales operativas), 28 según Dipres. Dos de ellas, Codelco y Bancoestado produjeron utilidades por US $ 989 millones de utilidades, que se hicieron humo con los US $750 millones de pérdidas de las 26 empresas restantes, sobrando apenas US$ 239 millones para la caja fiscal.

Pero hay más dólares perdidos. La refinería de Ventanas de Codelco pierde US $ 300 millones sin contar el veneno que reparte a la zona de sacrificios de Quinteros a Puchuncaví.

Esta farra de dólares no es todo. La administración pública ya no aguanta un funcionario más, cuyos sueldos se van aproximando al 1 % de los más pudientes del país. La remuneración media de los Chilenos es del orden de $ 350.000 mensuales, la de los empleados públicos $ 1.500.000, lo que explica que haya 1.200.000 solicitudes para hacerse empleado público, según publicó la prensa esta semana. El promedio estatal tiene una gran dispersión que va desde los $ 20 a $30 millones que nos cuesta cada diputado y senador, a algo semejantes para el presidente de Codelco y talvez unos $300.000 de un modesto portero de algún ministerio.

Para nadie es sorpresa que sobran empleados públicos, instalaciones, metros cuadrados ocupados, papelería inútil, viajes, viáticos, etc. Según el despilfarro estatal llega al 1,8 % del PIB, esto es del orden de US $ 6.000 millones por años. Piñera no se hizo rico tirando billetes al aire.

De ahí que, si bien hay múltiples problemas por resolver, como 450.000 familias sin una vivienda decente, más de 1 millón de discapacitados, educación de mala calidad, cientos de miles en listas de esperas en salud, etc. El problema no se resolverá con nuevos impuestos. Si el fisco hace una limpieza debajo de su alfombra, hasta es posible que sobre plata.

¡Cuidado! No gritemos feliz año nuevo porque si los políticos nos oyen nos pondrán nuevos impuestos en vista que somos felices.


Javier Fuenzalida

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