​El necesario rol de Estado de los Expresidentes

|

Gonzalo Jimenez (Columnista)


Necesarios resultan todos los análisis que intentan explicar la fragilidad de nuestras instituciones frente a esta crisis y su incapacidad para dar respuesta a las distintas demandas sociales. Anticiparse y prevenir es parte de su rol, por lo tanto, su fracaso es una muestra de la desconexión entre quienes están en el poder y el resto del cuerpo social. Pero de estos errores, podemos obtener aprendizajes potentes que refuercen el Estado.

En esta lógica vale la pena celebrar los acuerdos que lentamente se van logrando y que permiten movernos en los espacios comunes. No podemos sino mirar con buenos ojos la reciente carta “Un camino posible” que propone crear un Consejo Económico y Social para salir de la crisis. Buena señal es la diversidad de los firmantes: no solo políticos y abogados, sino también antropólogos, arquitectos, escritores, emprendedores, etc. provenientes de una gama amplia del espectro político. Esperemos que la transversalidad siga aumentando para que se fortalezca la legitimidad del camino trazado y así aprovechar la oportunidad histórica que estamos viviendo de construir en conjunto el país que queremos.

La elaboración de una nueva Constitución y los otros procesos que nos permitirán salir de esta crisis, requiere recoger acuerdos ampliamente compartidos. Para lograrlo necesitamos más que nunca potenciar las instancias para crear un Estado fuerte y moderno. Como los gobiernos están naturalmente de turno, al menos así es una democracia, el Estado es lo que permanece y lo que da continuidad a las políticas públicas en beneficio de todos. En este contexto, es tiempo de pensar que los expresidentes sean parte de un “Consejo Consultivo” permanente que contribuya al fortalecimiento del Estado.

Los amplios poderes que se le otorgan al Poder Ejecutivo tienen la otra cara de la soledad del poder. Es ahí donde los expresidentes pueden ser un cuerpo institucional que detente la representación permanente del Estado y apoye al presidente de la República como mandante del Gobierno. Algo similar a lo que ocurre en Francia, Inglaterra, Australia o Canadá donde existe un Jefe de Estado y un Jefe de Gobierno.

En nuestro país, esta dinámica tiene precedentes. El Presidente Piñera ha insistido en ésta y en otras crisis en consultar con los expresidentes, convocarlos en situaciones como los fallos de La Haya y también en contar con su presencia en aquellos hitos republicanos como lo fue el Bicentenario, donde los ex Mandatarios representan exactamente a lo que nos referimos: la permanencia del Estado.

Este “Consejo Consultivo” podría tener algunas atribuciones y responsabilidades como, por ejemplo, en casos de crisis, impulsar y apoyar la construcción de los necesarios consensos. También podría establecer un diálogo constante con los representantes de los partidos políticos, presidentes de los principales gremios y la sociedad civil organizada. Ser un vaso comunicante institucional que aporte al ejecutivo desde otras miradas y que se ponga a su servicio cuando sea convocado en un rol consultivo de apoyo.

Todos queremos paz, desarrollo y bienestar. Por eso alentamos el incipiente camino de acuerdos, las “nuevas” capacidades de efectividad legislativa que hemos visto en el Congreso y por cierto las reflexiones que han surgido en torno a una nueva Constitución. Todas instancias en la que un “Consejo consultivo”, conformado por los expresidentes puede ser garante de un camino democrático y orden público que se requiere para que este capítulo de nuestra historia sea un salto a la justicia social y no un salto al vacío. 


Gonzalo Jiménez

CEO Proteus Management & Governance, Doctor Liverpool University,

profesor de ingeniería UC & CGCUC.

europapress