Buscando la agenda

|


Luis Riveros (columnista)

Han emergido manifestaciones estudiantiles sobre temas que empiezan a insinuarse como nuevas demandas. Entre ellas, se encuentra el tema de la salud mental estudiantil, cosa que ya se había insinuado a partir de los reclamos por los eventualmente altos niveles de exigencia académica. Es importante decir que este tema ha sido atendido tradicionalmente en las instituciones de educación superior, aunque siempre podrá decirse que los esfuerzos efectuados son insuficientes. Los temas de salud mental parecen ir mucho más allá de las exigencias académicas, y se proyectan a factores sociales e incluso familiares que escapan al control de las entidades educativas. Es un tema que debe abordarse con cuidado, porque no existen evidencias causales suficientes. Por eso, al convertirlo en un nuevo slogan estudiantil, como en el pasado lo fue el financiamiento o el movimiento feminista, parece ser una cuestión controvertida. Se ha sumado a la última protesta el tema del lenguaje de señas que debieran instaurar las universidades e instituciones de educación superior para atender adecuadamente a la población estudiantil en necesidad de ello. Al parecer, sobre estos temas, no ha existido ningún diálogo previo, ninguna propuesta formal por parte de las entidades estudiantiles ante los cuerpos directivos. O sea, parece más la búsqueda de un reclamo atrayente para convocar al estudiantado, que un sentido conjunto de temas que no han encontrado eco en las decisiones de la autoridad. A ello se ha sumado, en la última marcha estudiantil, la protesta contra el Tratado de Libre Comercio, que es una cuestión más política y a nivel macroeconómico, que sí es encomiable como planteamiento estudiantil. Ello demuestra preocupación por las temáticas de país, pero no suficientemente atendidas en el debate estudiantil corriente, puesto que no se conocen los alcances de un cierto acuerdo sobre la temática aludida. En definitiva, la última protesta estudiantil muestra la crisis que viven las organizaciones estudiantiles, en búsqueda de agendas relevantes que marquen su hacer. Por ello, plantean un conjunto de ideas que evidencian insatisfacción, pero que no han logrado madurar para ser propuestas y convertirse efectivamente en conductores de un debate que trascienda a la sociedad.


Luis A. Riveros

europapress