Ausente espíritu republicano

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Luis Riveros (columnista)

El Instituto Nacional es una más que bicentenaria institución republicana. Fue siempre el símbolo de la política educacional del Estado, heredero de las más importantes tradiciones nacionales como hijo que fue del proceso independentista, y protagonista de los más decisivos avatares de la Patria. Sus egresados han colmado las más altas distinciones y posiciones a nivel de la República, tanto en lo público como en lo privado y no han sido pocos los destacados académicos nacionales que también pasaron por sus aulas. Todo esto se contuvo de forma evidente con su minimización en importancia en el contexto de las políticas educacionales del Estado, especialmente al pasar a ser un “Colegio Municipal”, todo lo cual le llevó a un evidente cuesta abajo que no ha tenido como contrapartida un plan de desarrollo que recupere su perfil histórico y su profunda influencia en el escenario educativo nacional, donde se constituyó en poderoso referente. Un símbolo de esa orfandad de la que ha sido víctima durante décadas por parte de la política pública, es la reciente decisión tomada por mayoría de su comunidad en orden a no adoptar la modalidad de ser un colegio mixto. Se trata de una institución que debe proyectar su vida hacia las décadas que vienen en su calidad de institución nacional y pública. Por ello, una decisión tan fundamental como la que ha radicado en el reciente plebiscito interno no puede radicar solamente en quienes, por circunstancia, son miembros de esa comunidad escolar. Una decisión de esa naturaleza debería radicar en una visión de Estado, en una postura estratégica respecto del desarrollo de la institución y en una propuesta acerca de los cambios en su modelo educativo. Esto se hizo así como un símbolo del abandono del Instituto Nacional y de su aparente irrelevancia en la política pública; para la autoridad el tema se resuelve radicándolo en el mismo colegio, porque así no trasciende a una entidad de tipo púbico mayor, y no se proyectará al futuro de la nación. Independientemente de la decisión específica adoptada “por mayoría”, el método constituye una vergüenza más para la política pública porque una decisión sobre tema tan trascendente se ha alejado de una visión de Estado en la educación. Ha sido una nueva estocada para la moribunda alma mater institutana.


Luis A. Riveros


europapress