​Urge revertir la caída de la producción de cobre refinado

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Sergio Bitar SLIDE

Hoy, el 65% de nuestras exportaciones de cobre se realiza en la forma de cobre refinado (99,9% de cobre fino), el resto se vende como concentrado (alrededor de 30% de cobre fino). Ese 65% declinará rápido. En la próxima década la exportación de cátodos (cobre refinado) podría caer por debajo del 40% del total exportado. La presencia chilena en el mercado mundial del cobre refinado ya bajó del 15% al 8% y podría llegar apenas al 5%.

Por qué esta evolución negativa? Una razón es la preferencia de las empresas mineras por exportar concentrados y venderlos a quienes poseen alta capacidad de fundición, especialmente a China. Y también porque los costos promedio de las actuales fundiciones chilenas, en particular la de Chuquicamata, son de los más altos del mundo, como lo señala un reciente artículo de El Mercurio (19 Septiembre 2018). Es paradojal que de los 23 países que poseen fundiciones de cobre, todos obtienen resultados positivos, salvo Chile, el mayor productor mundial.

Exportar cobre en forma de concentrados implica altos costos en fletes, se pierde la recuperación de subproductos y se sufren penalidades por impurezas (arsénico). Las fundiciones son importantes para desarrollar una industria metalúrgica moderna, que introduzca procesos innovadores para explotar recursos mineros de menor ley y con impurezas, y para recuperar subproductos que hoy se regalan. Al acercarnos a los consumidores finales también podemos anticipar la demanda de nuevos productos y aleaciones.

Una causa de la ineficiencia y desinterés ocurre cuando las fundiciones forman parte de la operación minera, pues la fundición es marginal a su negocio principal. Para esas empresas lo importante es la rentabilidad en la venta del cobre, no en la cadena productiva hacia otros negocios, a partir del cobre. Así ocurre con las mineras extranjeras donde se genera el mayor déficit de procesamiento. En el caso de Codelco, que ha invertido cerca de 2 mil millones de dólares

Ivan valenzuela (Cesco)

para adecuarse a la nueva normativa ambiental, su tarea fundamental es rentabilizar esa inversión, y ello requiere separar la fundición de la actividad minera. La meta del país es que terceros, no necesariamente mineros, procesen una mayor fracción.

Razones estratégicas obligan a Chile a diversificar mercados y productos, transformar los concentrados en cátodos y producir subproductos. Hacerlo requiere una política de inversión en Codelco, señales claras a las empresas internacionales con sanciones y estímulos, e incentivos al desarrollo de fundiciones independientes. Podemos elevar la actual exportación en forma de cátodos (99,9% de cobre fino) en 2030. Las condiciones futuras del mercado mundial le otorgan a las fundiciones y procesadoras instaladas en Chile una gran ventaja. La fundición es un buen negocio para Chile.




Sergio Bitar, Iván Valenzuela R. (Director de Cesco)

europapress