Alfredo Barriga



Alfredo Barriga

La tasa de robotización de Corea del Sur es de un 5,3% de los empleados de ese país. La tasa de desempleo es del 3,7%. Si la robotización hubiese destruido trabajo sin reemplazarlo, la tasa de desempleo sería superior al 5,3%. Eso quiere decir que la robotización destruye puestos de trabajo, pero no destruye empleo, sino que lo cambia.

La multa a Facebook fue noticia, ampliamente comentada en los medios de comunicación. Recomiendo un documental en Netflix que se llama “No hay privacidad” (“The Big Hack” en inglés). Termina con una charla TED de la periodista que investigó el escándalo a “los dioses de Sillicon Valley” (Mark Zuckenberg, Larry Page y Sergei Brin (Google), Tom Dorsey (Twitter), etc). Les dice que lo que armaron era para unir a la gente, y lo que está sucediendo – que es más grande que todos ellos – es que puede desunirla. Se pregunta si después de esto podrá haber una elección libre otra vez. Quizá suene exagerado, pero es un escenario posible.

i existe un estudio de la Comisión Nacional de Productividad que demostró que el tiempo que cuentan con pasajeros en su interior es de un 30% para los taxis, y de un 60% para los vehículos que usan plataformas digitales, la llamada “Ley Uber” debería incentivar la incorporación de los taxis a las plataformas, en vez de insistir en mantener el formato actual de los taxis y forzar a las plataformas a acomodarse a los taxis.

El reciente anuncio de Facebook de lanzar una criptomoneda para el año 2020 va a remecer al sector financiero mundial, por las siguientes razones.

Este año desapareció la agenda digital. Los términos “digital”, “tecnología”, “tecnológico” aparecen varias veces, pero acotados a muy pocos temas concretos, en los cuales además hay pocas iniciativas y resultados a la vista.

Y que lo que han puesto en el debate poco tiene que ver con la realidad a la que se enfrenta el trabajador del siglo 21.

La “Ley Uber” pasó su último trámite legislativo (aunque no el final) sin votos en contra y solo una abstención.

Es una lástima que la clase política no haya aprovechado la oportunidad para entender lo que es la economía colaborativa. Se considera a Uber una empresa de transporte privado, de igual forma que en su momento se considerará a AirBnB como una empresa hotelera o a Ali Express como un retail.

No es sorprendente que la primera incursión de la Iglesia católica alrededor del uso de las tecnologías que hay detrás de la cuarta revolución industrial sea sobre los límites éticos que se pueden traspasar. La edición genética y reparación exitosa de un embrión para inmunizar contra el VIH puso a la humanidad ante la realidad de hasta dónde pueden llegar estas tecnologías. Las posibilidades ciertas de que robots, algoritmos y sistemas autónomos se vean ante situaciones con una alta componente ética es también una muy buena razón para promover la discusión y fijar parámetros que – es de esperar – no se traspasen.

La tributación de la economía digital debe fortalecerla, no debilitarla. Nadie discute a estas alturas que esta será la economía prevalente en un futuro muy cercano. Por ello se debe comprender mucho mejor en qué consiste. Una política fiscal que debilite la economía digital empobrece al país, y con ello se resiente también el fisco. Por eso, plantear una política fiscal focalizada solo en la recaudación es miope.

Las personas que hoy realizan labores repetitivas deberían ser reconvertidas a labores creativas. Quienes hoy son administrativos – que no generan valor - deberían pasar a ser gestores – que generan valor. Suprimir trabajadores sin más solo empeorará la desigualdad y la prosperidad de la sociedad como un todo.