Alfredo Barriga



Alfredo Barriga

Este año el Informe de Desarrollo del Banco Mundial describe en detalle el impacto que las cadenas globales de valor (Global Value Chains o GVC, en inglés) han tenido en el desarrollo económico de los países, aumentando el PGB, mejorando las rentas, generando transferencias tecnológicas, promocionando PYMES locales y aumentando el capital humano.

Los profesores universitarios – y supongo que los de todo el ciclo de enseñanza – estamos inmersos en un enorme cambio de paradigma en la educación, revolucionario y fascinante.

l coronavirus ha hecho realidad muchos de los beneficios de la transformación digital, cambiando radicalmente nuestra forma de vida en apenas unas semanas. Aún no hemos hecho el cambio de paradigma, pero ya estamos viendo las ventajas. Estamos viviendo lo que describí hace 4 años en mi libro “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afecta mi vida” (Amazon, 2016). Quienes hemos tomado el rol de “evangelizadores” de la nueva realidad – con poco éxito hasta ahora – nos hemos visto favorecidos en un corto espacio de tiempo por un factor externo que poco tiene que ver con el mundo digital: una pandemia mundial. La pregunta es si una vez superada volveremos a vivir como antes o definitivamente adoptaremos los nuevos paradigmas. Hay varios aspectos de nuestras vidas que podrían cambiar para siempre.


El año 2008 escribí en mi blog cómo podría ser la sociedad usando inteligentemente las tecnologías digitales. Aspectos como el teletrabajo o el cambio radical en la educación y la salud. Paradójicamente, esta pandemia es una oportunidad para hacer ese sueño realidad. Transcribo lo escrito en esa fecha, para compartir con los lectores de Estrategia .

Cada vez que salen a colación temas del siglo pasado, nuestra sociedad se polariza, y nuestras energías se van en confrontarnos. Así es imposible que nuestra sociedad progrese, y estamos llevando a nuestro país al fracaso.

Tienen razón quienes reclaman por la desigualdad. Tenemos el peor índice de Gini de la OCDE. Pero la solución no está en el Estado sino en las empresas, y en particular, en que se comience de verdad a mejorar los sueldos de su gente, mejorando su productividad.

Quienes hayan ido a las versiones chilenas de la Singularity University probablemente han escuchado de primera mano la dinámica que están generando las tecnologías exponenciales en los diversos sectores de la sociedad. A ellos y a todos, les recomiendo fuertemente que lean el libro del fundador de esta universidad, Peter Diamandis, “Abundance: the world is better than you think” (Abundancia: el mundo está mejor de lo que piensas).



Hace ya mucho tiempo que el tema fiscal en la economía digital es tema. Tan lejos como 1999 recuerdo haberlo discutido en un seminario de la OEA en Washington DC. Y ese mismo año volví a discutirlo en la cumbre de la OMC en Seattle 

El Informe de Desarrollo del Banco Mundial para este año 2019 se centra en el cambio en la naturaleza del trabajo. Nos enfrentamos a la mayor disrupción en el empleo desde el inicio de la revolución industrial a fines del siglo XVIII.

La tasa de robotización de Corea del Sur es de un 5,3% de los empleados de ese país. La tasa de desempleo es del 3,7%. Si la robotización hubiese destruido trabajo sin reemplazarlo, la tasa de desempleo sería superior al 5,3%. Eso quiere decir que la robotización destruye puestos de trabajo, pero no destruye empleo, sino que lo cambia.