Ministerio de Hacienda presenta estudio exploratorio que revela claves para comprender la baja natalidad en Chile

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Con el objetivo de explorar las razones que influyen en las personas a la hora de tener o no tener hijos, este viernes el Ministerio de Hacienda, a través de la Coordinación de Género y el Laboratorio de Gobierno, lanzó este viernes un estudio exploratorio de carácter cualitativo titulado “Análisis de las condicionantes y los desafíos de la natalidad en Chile”, que profundiza la investigación titulada “La compleja disminución de la fecundidad en Chile y revisión de las políticas internacionales y su efectividad”, publicado en agosto de 2025 también por el Ministerio de Hacienda.


Al lanzamiento asistieron la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana; la subsecretaria de Hacienda, Heidi Berner; la subsecretaria de la Niñez, Verónica Silva; la coordinadora de Género del Ministerio de Hacienda, Loreto Schnake, y el director ejecutivo del Laboratorio de Gobierno, Orlando Rojas.


Durante el inicio del evento la subsecretaria Berner enfatizó que “para el Ministerio de Hacienda este fenómeno de la baja natalidad, que no es solo propio de Chile sino global, implica un desafío que impacta no sólo en el crecimiento económico, también lo hace en la sostenibilidad de nuestra sociedad y, por lo mismo, avanzar en la comprensión de la multidimensionalidad de los factores que lo explican nos ayudará a diseñar mejores políticas públicas”.


Berner dijo que si bien esta tendencia se viene manifestando en los países OCDE hace décadas, donde las tasas de fecundidad ya se ubican por debajo de las tasas de reemplazo de 2,1 nacimientos por mujer, América Latina es la región donde dicha tasa ha disminuido con mayor rapidez: “En Chile destaca por presentar un descenso sostenido y acelerado, alcanzando en 2024 una Tasa Global de Fecundidad de 1,03 nacimientos por mujer, mientras en 2023 era de 1,16. Eso significa que en 2024 se registraron 154.441 nacimientos, equivalentes a 7,7 por cada mil habitantes, 11,3% menos que el año anterior y 44% menos que hace 30 años, cuando la tasa era de 19,8 por cada mil; es decir, 273.766 nacimientos”.


Por lo mismo planteó que el propósito de este análisis exploratorio es recoger miradas y promover preguntas que orienten el necesario debate público para pensar y cocrear respuestas de política pública, basadas en una visión de largo plazo, entre las que se encuentra el debate del proyecto de ley de Sala Cuna y el proyecto de ley del Sistema Nacional de Cuidados, que ya está en tercer trámite legislativo.


Por su parte, la ministra Orellana celebró la publicación del estudio cualitativo al mismo tiempo que subrayó que las desigualdades de género y la autonomía de las mujeres deben situarse en el centro del diseño de las políticas públicas. “La evidencia comparada muestra que el acceso a la educación es un factor decisivo para que las mujeres ejerzan autonomía sobre sus proyectos de vida, incluida la decisión de tener o no tener hijos. Esto nos invita a preguntarnos si las tasas reproductivas del pasado eran realmente ‘naturales’ o si estaban condicionadas por un entorno que limitaba profundamente la autonomía de las mujeres”, dijo.


Asimismo, Orellana enfatizó que no podemos mirar la natalidad solo desde la lógica previsional o del futuro cotizante. Una sociedad sin niños y niñas es una sociedad más triste, más aislada y con otros problemas profundos. Los niños no son solo futuro: son presente”.


El lanzamiento también contó con un panel de conversación compuesto por la oficial de enlace del Fondo de Población de Naciones Unidas, Mariela Cortés; la académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Martina Yopo; y el director de la Fundación Crea Equidad, Roberto Celedón; y fue moderado por la coordinadora de Género (s) del Ministerio de Hacienda, Loreto Schnake.


Natalidad en Chile: tendencias y desafíos


Chile presenta una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo. La Tasa Global de Fecundidad (TGF) pasó de 5,4 hijos por mujer en 1960 a 1,16 en 2023, alcanzando 1,03 en 2024, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).


Según el estudio, la disminución en la natalidad se explica principalmente porque las mujeres conciben la maternidad como un proyecto de vida condicionado por un entorno económico y social restrictivo, incierto y poco equitativo, a lo que se suma una desigualdad en la distribución de las responsabilidades de cuidado y del trabajo doméstico respecto de los hombres. Asimismo, el informe señala que, en los últimos años, tanto mujeres como hombres valoran con mayor fuerza la autonomía personal, así como sus proyectos individuales y profesionales, por sobre otros roles.


El documento destaca también que las mujeres esperan corresponsabilidad, es decir, que sus parejas participen activamente en las tareas de cuidado, pero, por el contrario, observan que las cargas recaen mayoritariamente en ellas, lo que las lleva a postergar la maternidad. En esa línea, una de las conclusiones clave del estudio sostiene que las mujeres no rechazan la maternidad, sino las condiciones actuales en las que lo hacen: sobrecarga, costos, riesgos laborales, falta de apoyo y ausencia de corresponsabilidad.


Parentalidad en transformación: nuevas formas de ser madre y padre


Por otro lado, el estudio indica que los hombres expresan un mayor deseo de ser padres presentes, pero enfrentan mandatos tradicionales culturales e institucionales como, por ejemplo, permisos laborales insuficientes, lo que da como resultado su poca capacidad para responder a las tareas de cuidado.


En este contexto, la investigación da cuenta de que las mujeres experimentan una “maternidad intensiva”, caracterizada por estándares exigentes que dificultan compatibilizar crianza y desarrollo laboral, un fenómeno que está presente en todos los niveles socioeconómicos. Así, entre las mujeres de niveles socioeconómicos bajos y medios, los principales determinantes para optar por la maternidad son contar con un ingreso estable y una vivienda propia o segura. En los niveles socioeconómicos altos, en cambio, los factores decisivos son alcanzar una proyección laboral o académica consolidada —como posiciones de liderazgo— y la existencia de corresponsabilidad en la pareja, entendida como una participación activa en las labores de cuidado y mantención del hogar.


Respecto a la paternidad, el estudio concluye que para muchos hombres este rol surge más como una consecuencia del curso de sus vidas que como una decisión deliberada. Asimismo, advierte una limitada socialización temprana en torno al cuidado, lo que genera asimetrías estructurales respecto de las mujeres y contribuye a que persista una sensación de incompetencia frente a las tareas de crianza.


De igual forma, el estudio identifica que las dificultades masculinas para gestionar emociones limitan su capacidad de involucrarse activamente en la crianza. Una de las conclusiones centrales del estudio exploratorio es que la paternidad no se ha consolidado como un proyecto de vida legítimo ni emocionalmente significativo para muchos hombres. En términos generales, el análisis plantea que “la baja natalidad no puede interpretarse como un fenómeno de decisiones individuales o de falta de deseo, sino como la expresión de un sistema que no habilita ni facilita el comportamiento reproductivo”.


Implicancias para la política pública


Dado que la tendencia a la baja en la natalidad ya es una realidad, el estudio “Análisis de las condicionantes y los desafíos de la natalidad en Chile” plantea oportunidades de políticas públicas adaptadas a sus principales efectos: el envejecimiento poblacional y la disminución de la proporción de personas en edad económicamente activa.


Entre las líneas de trabajo a explorar, orientadas a la adaptación al cambio socio-demográfico, se menciona el rediseño de los esquemas de protección social —salud, sistema de pensiones, seguridad social y planificación urbana— además de ajustes en el sistema educativo. También se sugiere aprovechar el potencial productivo de la fuerza laboral femenina, actualmente subutilizada, como factor fundamental para el crecimiento económico.


“La evidencia muestra que las medidas aisladas tienen menor impacto que los paquetes integrados. Por ello, una estrategia efectiva debe articular empleo, vivienda, educación, cuidado infantil y salud reproductiva en un marco coherente que reduzca los costos percibidos de la maternidad y habilite condiciones seguras para la crianza”, versa el documento, que, siguiendo esa línea, propone un conjunto de acciones orientadas a crear condiciones más favorables para la decisión de “maternar” y “paternar” en Chile. Entre ellas, se incluyen iniciativas de educación y acceso a información actualizada —como la incorporación de contenidos sobre reproducción, fertilidad, prácticas de cuidado y planificación reproductiva en el sistema escolar, la educación superior y la información de salud pública—, junto con garantizar una atención integral en salud reproductiva mediante evaluaciones de fertilidad y orientación especializada.


El informe también enfatiza la necesidad de visibilizar la dimensión reproductiva masculina mediante datos que sustenten políticas que promuevan una mayor participación de los padres. Asimismo, recomienda avanzar en políticas de conciliación de la vida personal, laboral y familiar, mediante permisos parentales equitativos y obligatorios, además de la ampliación de los sistemas de cuidado infantil.


Finalmente, destaca la importancia de crear espacios de apoyo a la parentalidad —como escuelas corresponsables y redes de cuidadores— y de articular condiciones materiales habilitantes, entre ellas empleo estable, acceso a vivienda, servicios de cuidado y mayor protección social. En conclusión, el estudio sostiene que, al menos en Chile, la baja natalidad no refleja un rechazo a la maternidad o paternidad, sino que es una respuesta racional frente a condiciones desiguales, costosas y poco habilitantes.




europapress