​Economía del Rebusque

Juan Pablo Swett: “Hoy, emprender en la informalidad es más fácil que hacerlo dentro de la ley”

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Emprendedora

Mientras el país habla de innovación y transformación digital, miles de chilenos siguen dependiendo del rebusque diario para sobrevivir. Venden comida, ofrecen servicios o producen desde sus casas, sin redes, sin seguridad social y muchas veces invisibles para las políticas públicas.


“Chile vive una paradoja: se llena la boca hablando de emprendimiento, pero le da la espalda a los emprendedores del rebusque. Hoy, emprender en la informalidad es más fácil que hacerlo dentro de la ley, y eso debería ser exactamente al revés”, advierte Juan Pablo Swett, director general de la Academia de Formación de Emprendedores LATAM.


El problema no es falta de voluntad, sino un sistema que —según Swett— “hace imposible formalizarse”. Los obstáculos se repiten: permisología infinita, exceso de requisitos y altos costos. “El Estado no conversa entre sí. Lo que aprueba el SII lo retrasa la municipalidad, lo que autoriza el municipio lo objeta el Ministerio de Salud. Y mientras tanto, esa persona sigue en la calle tratando de vender algo para subsistir”, sostiene.


La cara humana de la economía del rebusque

Desde la pandemia, este fenómeno se expandió con fuerza. Hoy lo integran adultos mayores, mujeres jefas de hogar, migrantes y jóvenes que encontraron en el autoempleo la única forma de generar ingresos.


“La economía del rebusque no es precariedad: es sobrevivencia con creatividad. Pero seguimos tratándola como un problema y no como una oportunidad. Si el Estado la mirara como el semillero de las pymes del futuro, Chile podría dar un salto productivo enorme”, señala Swett.


Los sectores más activos son la comida casera, oficios técnicos, servicios personales y venta digital por redes sociales. “Hay miles de emprendimientos con potencial real de crecer, pero sin acompañamiento técnico ni financiamiento, se quedan atrapados en la informalidad”, agrega.


Para Swett, la clave está en formar y acompañar. “El primer paso no es llenar formularios, sino enseñar educación financiera básica. Un emprendedor del rebusque debe saber separar sus ingresos, manejar flujos de caja y entender cómo funciona el crédito. Si no entiende eso, cualquier formalización fracasa”.


La Academia de Formación de Emprendedores LATAM trabaja precisamente desde esa base práctica. Sus microcertificaciones enseñan desde cómo emitir una boleta electrónica o abrir una cuenta empresa, hasta cómo construir una marca digital sin grandes presupuestos. “No prometemos subsidios, prometemos herramientas. Porque cuando el emprendedor aprende a depender de sí mismo, empieza a construir su propio camino”, explica Swett.


Además, la Academia mantiene acompañamiento posterior, para evitar que quienes logran formalizarse vuelvan a la informalidad por falta de asesoría o capital de trabajo.


Una visión diferente: del rebusque al emprendimiento con propósito

La gran diferencia de la Academia está en su mirada: no ve al emprendedor del rebusque como un beneficiario, sino como un futuro empresario. “La formalización no es un trámite, es un proceso de empoderamiento. Y cuando la gente entiende eso, cambia su vida. El rebusque deja de ser un salvavidas y se convierte en una plataforma para crecer”, afirma Swett.


“Si queremos un Chile que vuelva a creer en su gente, tenemos que dejar de castigar al que intenta y acompañarlo en su salto. El país no se mueve por las grandes empresas, se mueve por los miles que, desde la esquina o la cocina de su casa, se levantan todos los días para salir adelante”, concluye el director general de la Academia.


europapress