La atmósfera se volverá más turbulenta en las próximas décadas a medida que el cambio climático reduce la estabilidad del aire, con más riesgo de que las aeronaves sufran turbulencias indetectables.
Una nueva investigación de la Universidad de Reading, que se basa en un estudio previo que halló un aumento de la turbulencia a medida que el planeta se calentó durante los últimos 40 años, utilizó 26 de los modelos climáticos globales más recientes para estudiar cómo el aumento de las temperaturas afecta a las corrientes en chorro a altitudes de crucero típicas de aeronaves (alrededor de 35.000 pies).
Las corrientes en chorro son corrientes de aire de rápida velocidad que fluyen alrededor del planeta a gran altitud. A medida que cambian debido al cambio climático, generan una cizalladura del viento más intensa (diferencias en la velocidad del viento a diferentes alturas). El nuevo estudio, publicado en la revista Journal of the Atmospheric Sciences, halló que la cizalladura del viento aumentará entre un 16 % y un 27 % y que la atmósfera se volverá entre un 10 % y un 20 % menos estable entre 2015 y 2100.
NO SE PUEDE VER EN EL RADAR
Joana Medeiros, investigador de la Universidad de Reading y autor principal afirmó: "El aumento de la cizalladura del viento y la reducción de la estabilidad se combinan para crear condiciones favorables para la turbulencia en aire despejado, las sacudidas repentinas e invisibles que pueden sacudir las aeronaves sin previo aviso. A diferencia de la turbulencia causada por tormentas, la turbulencia en aire despejado no se puede ver en el radar, lo que dificulta que los pilotos la eviten".
El profesor Paul Williams, coautor de la Universidad de Reading, afirmó: "En los últimos años se han producido incidentes de turbulencia graves que han causado lesiones graves y, en algunos casos trágicos, incluso la muerte. Es posible que los pilotos deban mantener abrochados los cinturones de seguridad durante más tiempo y suspender el servicio de cabina con mayor frecuencia durante los vuelos, pero las aerolíneas también necesitarán nueva tecnología para detectar la turbulencia antes de que se produzca, protegiendo así a los pasajeros a medida que los cielos se vuelven más caóticos".
La investigación examinó escenarios de emisiones moderadas y altas, y los peores efectos se producen en los casos con mayores emisiones de gases de efecto invernadero. Los resultados muestran que el problema afectará tanto al hemisferio norte como al sur. Según el Research Applications Laboratory, las turbulencias cuestan a las aerolíneas entre 150 y 500 millones de dólares al año en Estados Unidos.