Las poblaciones de lobos en Europa han aumentado casi un 60 % en una década, impulsadas por las políticas de conservación, según un estudio que publica PLOS Sustainability and Transformation.
Para comprender las tendencias actuales de sus poblaciones, investigadores la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas recopilaron datos sobre el número de lobos en 34 países europeos. Descubrieron que, para 2022, al menos 21.500 lobos vivían en Europa, lo que representa un aumento del 58 % en comparación con la población estimada de 12.000 una década antes.
En la mayoría de los países analizados, las poblaciones de lobos estaban aumentando; solo tres países informaron de descensos durante la década anterior. Los investigadores también analizaron las causas de los conflictos entre humanos y lobos, como la muerte del ganado. Estimaron que, en la Unión Europea, los lobos mataban a 56.000 animales domésticos al año, de una población total de 279 millones de cabezas de ganado.
17 MILLONES DE EUROS EN INDEMNIZACIONES ANUALES
Aunque el riesgo variaba entre países, en promedio, el ganado tenía una probabilidad del 0,02 % de morir a manos de lobos cada año. Compensar a los ganaderos por estas pérdidas cuesta a los países europeos 17 millones de euros anuales. Aun así, los lobos también pueden tener impactos económicos positivos, como la reducción de accidentes de tráfico y daños a las plantaciones forestales mediante el control de las poblaciones de ciervos salvajes. Sin embargo, no se disponía de suficientes datos para cuantificar estos beneficios.
Considerando la gran población humana de Europa y la alteración generalizada de los paisajes para la agricultura, la industria y la urbanización, la rápida recuperación de los lobos durante la última década pone de manifiesto su extraordinaria capacidad de adaptación. Sin embargo, a medida que los conservacionistas pasan de salvar a las poblaciones en peligro de extinción a mantener una recuperación exitosa, el reto será adaptar las políticas nacionales e internacionales para garantizar que los humanos y los lobos puedan coexistir de forma sostenible a largo plazo, afirman los autores.