En un país altamente conectado como Chile, donde más del 70% de las Pymes ya tiene presencia en redes sociales, se abre una oportunidad inmejorable para transformar esa visibilidad en crecimiento real mediante tiendas digitales propias. Integrar el comercio electrónico en el corazón de las estrategias de desarrollo puede convertirse en un potente motor de inclusión financiera, competitividad regional y generación de empleo.
Según datos de la Cámara de Comercio de Santiago, el 25% de las Pymes chilenas ya cuenta con un canal digital propio de ventas. Este es un punto de partida valioso que demuestra que el ecosistema emprendedor está dando pasos concretos hacia la transformación digital. Impulsar esta tendencia con políticas públicas adecuadas y colaboración multisectorial permitiría acelerar aún más este proceso, expandiendo sus beneficios a lo largo y ancho del país.
Una tienda digital es mucho más que una plataforma de ventas. Representa una identidad comercial, una historia transaccional, una vía de acceso al financiamiento y la puerta de entrada a redes logísticas y tecnológicas. Es, en esencia, una herramienta de desarrollo económico y social, especialmente en comunidades donde las oportunidades han sido históricamente más limitadas.
“El comercio digital es una vía concreta para la inclusión financiera y la generación de oportunidades en sectores históricamente postergados. Quienes trabajamos en esta industria, vemos de cerca cómo la digitalización comercial puede cambiar vidas, especialmente fuera de las grandes ciudades. Por eso, estamos decididos a contribuir a esta conversación como un actor que entiende el impacto humano y económico de conectar a más chilenos con el mundo digital”, señala Hernán Marino, CEO de Aper.
Chile está en un momento clave para posicionarse como referente regional en inclusión comercial digital. Su infraestructura tecnológica avanzada, junto con un ecosistema innovador en expansión, le permiten integrar el e-commerce en las políticas de desarrollo económico, fortaleciendo las capacidades de miles de emprendedores y potenciando nuevas formas de crecimiento. Pero para consolidar esta oportunidad, es fundamental una estrategia nacional que contemple:
Coordinación público-privada para facilitar el acceso a herramientas digitales.
Programas de alfabetización digital y acompañamiento para la formalización de negocios.
Formación en venta digital y estrategias comerciales online.
Acceso a financiamiento a partir del historial digital de los emprendimientos.