La adopción de IA por parte de los consumidores ha aumentado de manera significativa en el último tiempo, con el 52% utilizando herramientas como ChatGPT y el 47% recurriendo a IA para investigar compras, de acuerdo a un informe de Attest.
Conforme a Tomás Vera, director de Zenta Group, esto se debe, entre otros factores, a que la masificación de tecnologías como ChatGPT, Claude o DeepSeek de forma gratuita ha permitido el acceso de la IA generativa a cualquiera. Gracias a dichas plataformas, los consumidores pueden realizar búsquedas profundas, confiables y altamente personalizadas, transformando la manera en que decidimos qué comprar.
“Otro de los principales impulsores es la eficiencia; la inteligencia artificial posibilita encontrar productos rápidamente y con un grado de personalización que antes era impensado. En Chile, por ejemplo, el 75% de los usuarios en línea valora especialmente las recomendaciones ajustadas a sus preferencias, lo que se traduce en menos tiempo buscando y tomando mejores decisiones”, afirma Vera.
Además, afirma el ejecutivo, a medida que crece el uso de estas tecnologías, también aumenta la confianza en sus resultados. Casi la mitad de los compradores ya cree en la información que ofrecen, y entre quienes usan IA generativa con frecuencia, la cifra llega al 68%.
“Integrar inteligencia artificial en la experiencia de compra conlleva grandes oportunidades, pero también desafíos importantes en la protección de la privacidad. Muchas personas valoran las recomendaciones inteligentes y personalizadas, pero solo si sienten que su información está segura. A nivel nacional, solo un tercio de los consumidores cree que las compañías realmente cuidan sus datos, lo que revela una brecha de credibilidad que no se puede ignorar”, comenta.
De acuerdo al experto, uno de los retos más complejos es encontrar el punto justo entre personalización y privacidad. Aunque una mayoría de los compradores globales está dispuesta a compartir más datos si con eso obtiene una mejor experiencia, también hay una fuerte demanda por tener más control sobre esa información. Las firmas deben ofrecer valor, sin caer en prácticas que parezcan invasivas. Esto requiere mecanismos claros de consentimiento y opciones para que cada persona decida qué compartir y qué no.
“Por eso, la estrategia más efectiva hoy no es reemplazar las fuentes tradicionales, sino combinarlas. Cada vez más usuarios usan la IA como una primera herramienta para hacer un filtro rápido o encontrar las reseñas más relevantes, pero luego revisan esas opiniones directamente antes de decidir. Dicha mezcla permite aprovechar lo mejor de ambos mundos: la velocidad de la inteligencia artificial y la validación cualitativa de la experiencia humana”, finaliza Tomás Vera.