​Bajo las ruinas del alma: la tierra tiembla, el alma resiste

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Félix Pilay

Cuando de pronto la tierra se sacude con furia y el mundo conocido hasta entonces se desmorona como edificio de naipes en un abrir y cerrar de ojos, en este momento el alma humana revela su verdadera esencia. Bajo las ruinas del alma, narrada por Félix S. Pilay Toala, no es solo una novela tejida con los escombros del terremoto de 7,8 grados en la escala de richter del 16 de abril de 2016 que devastó Manabí, Esmeraldas y parte del Ecuador. Es una obra que se sostiene en los pilares invisibles del amor, la fe y la resiliencia. Una novela que no se lee: se vive, se siente, se llora.


Ligia Magdalena, quien es protagonista de esta historia real y que vivió para contarlo, es mucho más que un nombre entre las víctimas del desastre. Su testimonio, narrado con una fuerza literaria conmovedora por la sensibilidad del autor, se convierte en símbolo de todas las almas que resistieron bajo la presión del concreto y del destino. Junto a un compañero de trabajo, atrapada en los escombros de un edificio de cuatro pisos mientras laboraban en una farmacia, su vida pendía de un hilo tan frágil como el silencio de la incertidumbre. Él no sobrevivió. Ella, contra todo pronóstico, emergió viva después de 21 horas y 35 minutos de oscuridad, polvo, miedo… y esperanza.


El autor, con una pluma contenida pero vibrante, en ningún momento cae en el sensacionalismo. En cambio, eleva a la literatura una experiencia límite, transformándola en una profunda meditación sobre la fortaleza del espíritu. En cada página, Bajo las ruinas del alma interroga al lector: ¿qué sostiene al ser humano cuando todo lo demás se derrumba? La respuesta definitiva está en los susurros de Ligia, en sus oraciones murmuradas bajo toneladas de escombros, primero junto a su compañero de trabajo con quien comparte un diálogo cargado de emociones y sensibilidad humana, en su decisión de seguir respirando aun cuando el aire se vuelve escaso y los minutos pesan como siglos.


Las conversaciones mantenidas, mientras ambos permanecían con vida es vibrante que cala en lo más profundo del ser humano, las conversaciones eran fluidas entre ambos, ellos en lo más profundo de su ser se resistían a la muerte, sabían que, si dejaban de hablar, morirían, permanecer despierto hasta que suceda el rescate era una garantía de vida que tenían. Pese a los esfuerzos de ambos, su compañero no resistió y murió aproximadamente después de 5 horas. Ligia Magdalena, permaneció con vida, junto a su amigo sin vida, ella continuó viviendo, aunque sentía que sus fuerzas la abandonaban, más cuando los dedos de su pie izquierdo se encontraban aplastados por un escombro grande y pesado.


El motor que le permitió seguir viviendo a Ligia Magdalena, fue el amor que aparece como impulso vital. El pensamiento en sus hijos, en su madre, padre, hermanos, en quienes la esperaban, es en definitiva el ancla que la mantuvo con vida. Más en el estado angustioso en que se encontraba, en un espacio tan reducido, en donde mover su cuerpo era casi imposible, La fe no es aquí una simple declaración religiosa, es una llama que arde en la oscuridad más densa, un diálogo íntimo con Dios que se convierte en resistencia activa. Y la resiliencia, en su forma más pura, se manifiesta cuando Ligia transforma su dolor en luz, su experiencia en mensaje, su supervivencia en legado.


Como observarán mis lectores. Este libro no es una crónica, no nos cuenta solo una historia de tragedia, nos devuelve una lección de vida. Es un canto al poder del alma humana para levantarse desde las ruinas. Nos recuerda que, aunque los edificios colapsen, la esperanza no cae. Que los cuerpos pueden quebrarse, pero hay una fibra en el ser humano que no se rompe jamás.


La vida es un regalo divino, decía Ligia Magdalena, nunca te des por vencido, incluso encontrándote en las perores condiciones. Nunca pierdas la fe, no olvides, refugiarte en ella y seguro ganarás vida. Y la vida siempre encuentra la forma de florecer. (texto final de la novela).


Leer Bajo las ruinas del alma es sumergirse en un terremoto interior. Nos obliga a mirar nuestra fragilidad, pero también nuestra capacidad de amar, de creer y de reconstruirnos. No salimos ilesos de sus páginas. Salimos transformados.


A los lectores que se embarquen en este viaje con Ligia Magdalena, se les sugiere que se preparan para un relato que no busca glorificar el sufrimiento, sino comprenderlo y, sobre todo, encontrar en él una luz de esperanza.


La aparición de este libro, de alguna manera, ha abierto el debate, ha despertado el interés de los manabitas por desempolvar lo que parecía que había quedado sepultado bajo los escombros, miles de damnificados, permanecen en el olvido, algunos que lo perdieron todo, aún viven en carpas, esperando la ayuda gubernamental. El gobierno de entonces, se estima que más de 3.500 millones de dólares que estaban destinados para la reconstrucción fueron desviados a otras obras que no tenían nada que ver con la reconstrucción en las zonas afectadas. Se espera una reparación integral por quienes estuvieron involucrados en el ilícito y sean sancionados con el rigor de la ley.


El libro fue presentado, el 16 de abril de 2025, en el Museo de Portoviejo y Archivo Histórico, conjuntamente con Ciudad Alfaro, el Ministerio de Cultura, La fundación Manuel Andrade Ureta y el Colectivo cultural Voces que Cuentan. El 23 de julio de 2025 será presentado en el Centro Cultural Benjamín Carrión, en Quito-Ecuador.


Félix S. Pilay Toala

Profesor Universitario

Escritor, Analista económico y político

Doctor, Economista, Magister en Administración Pública.

Presidente, RED ICALC, (Red de Investigadores Científicos de América Latina y el Caribe).

Director de la Revista Científica “RedCiencia360”

Pilayfelix071@gmail.com

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