¿Nueva? Reforma Tributaria

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Ha trascendido que a fin de mes ingresará al Congreso la reforma tributaria que modificará la Ley sobre Impuestos a la Renta, como parte de la promesa de campaña del actual gobierno, y que complementa la ya realizada reforma sobre cumplimiento Tributario. Sin embargo, en este segundo esfuerzo, están puestas las mayores esperanzas de recaudación y preocupación por parte del sector privado, porque ahora sí afectarán mayoritariamente al bolsillo de los contribuyentes.


En efecto, se ha anunciado se implementará un sistema “dual” y desintegrado para las empresas y sus dueños, rompiendo con el sistema que desde 1984 ha imperado y que, en opinión de muchas personas dentro de los cuales me incluyo, aportó (solo ayudó) a la capitalización de las empresas nacionales que estaban en el suelo por la recesión vivida a inicio de los años ochenta.


También hay un alza de impuestos para las personas naturales que ganen más de 6 millones de pesos mensuales.


Además de lo anterior, y recogiendo las voces que pedían una reforma tributaria pro crecimiento, se realizará una rebaja de la tasa del Impuesto a la Renta de Primera Categoría que afecta a las grandes empresas del actual 27% a 25%.


¿Son nuevas estas medidas? ¿Son oportunas?


Opinando solo de los trascendidos y de las presentaciones “filtradas” de las reuniones que el ministerio de Hacienda ha estado realizando, puedo afirmar que no son medidas nuevas, pues ya estaban contenidas en el proyecto de ley que fracasó el 8 de marzo de 2023. Tampoco creo que sea oportunas para la coyuntura económica en que estamos como país.


En primer lugar, terminar con el sistema integrado no resulta oportuno porque la evidencia empírica demuestra que este sistema “ayudó” (insisto en que fue un aporte y no el factor principal) a mejorar la situación económica del país en los años ochenta y potenció el crecimiento de los “30 años” de la Concertación.


En segundo lugar, aumentar la tributación de las personas con altos sueldos no genera una fuente de recaudación eficiente, pues el alza en las tasas solo redunda en contracción de inversión y ahorro y no retribuye una recaudación mayor.


En tercer lugar, nuestro país no está siendo atractivo para los inversionistas nacionales ni menos para los extranjeros, pues nuestro sistema tributario no es competitivo, dado que las tasas son altas, hay incertidumbre política y hay mucha inseguridad.


En Chile estamos hablando de bajar las tasas de un 27 a un 25 por ciento, en circunstancias que Trump anunció en la Bolsa de Valores de Nueva York que bajará la tasa corporativa de un 21% a un 15%.


Pensemos que a fines de los años noventa, nuestra tasa del impuesto a la renta de Primera Categoría era un 15%, es decir, en Estados Unidos están adoptando la carga tributaria que nosotros teníamos cuando comenzamos a crecer.


La seguridad, la debilidad en la justicia penal y el cumplimiento normativo son elementos deslucen nuestra economía, lo que obliga a las autoridades a tomar medias que mitiguen estos efectos adversos.


Pero la autoridad toma el camino totalmente contrario y realiza rebajas “compensadas” que, al final del día, son una burla para los contribuyentes, porque con bombos y platillos se anuncian medidas pro crecimiento, pero por otro se aumenta la carga.


Bajar la tasa a niveles del 20% resulta imprescindible, sin caer en la consigna de “cuadrar el círculo” (término acuñado a inicio del siglo por el ex ministro Eyzaguirre) para evitar una merma en la recaudación, en circunstancia que se logra una mayor recaudación con el crecimiento de las empresas y no con mayores alzas de impuestos.


Es por eso que resulta equivocado tomar las medidas de la “vieja” reforma tributaria, y pensar que es procedente incluirlas en esta “nueva” reforma, pues se están aplicando medidas que ya están siendo extemporáneas y que alejan al país de lograr las metas de crecimiento, ahorro y recaudación que se necesitan.


Prof. Germán R. Pinto Perry

Director de Programas de Especialización Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC

Universidad de Santiago

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