​La elección de Donald Trump

|

Christian Lomakin

La elección de Donald Trump, recorre el mundo, dejando a muchos con escalofríos. ¿Qué pasó, que un hombre tan cuestionado, como persona e incluso jurídicamente, convicto, pudo salir presidente de la nación más poderosa del mundo. ¿Cómo pudo sobrevivir a un notorio tiroteo que increíblemente le dio solo en la oreja, y a un segundo atentado, que no llegó a materializarse? ¿Cómo logró que políticos del partido rival, como Robert Kennedy Jr (un demócrata, por esencia) se sumara a su campaña? Y Elon Musk, el carismático millonario de los autos eléctricos, un hombre joven, y que en un principio parecía estar con el bando contrario a través del calentamiento global? ¿Cómo logro desplazar al tronco del Partido Republicano, organizado en torno al poder de la familia Bush, para pasar a ser él, la figura dominante?


Son muchas las preguntas que surgen de esta, la más compleja y obscura elección norteamericana de los últimos años. Hace tan solo 30 años, se decía que el secreto del éxito de la democracia americana, era que eran sólo dos partidos y que se parecían mucho en sus posiciones. En esta elección, esa tesis se evaporó.


Siempre hubo temores de que esta elección fuera muy estrecha y que surgieran posibilidades de fraude. El candidato vencedor se encargó de decirlo, recordó la campaña anterior, cuando se enfrentó personalmente con el congreso en la elección pasada.


Trump nunca abandonó la idea de ser reelegido. Este año, desde enero, empezó una campaña destinada a ganar la nominación republicana y después, la elección final. Su estrategia fue simple: hacer una o dos concentraciones semanales, en los llamados estados bisagra, que podrían darle en triunfo. Eran concentraciones modestas, considerando que el candidato ya era un ex presidente. Producción muy sencilla. Se hacían en pueblos pequeños. Estaban destinadas a llegar al ciudadano medio, y postergado por las administraciones demócratas. Agricultores, pequeños industriales y comerciantes. En contraste con las grandes ciudades, todas azules. Main Street versus Wall Street, dicen allá. Al frente estaba la fantasía del globalismo y el dominio mundial. Una fantasía que no cuadraba, en un país cada vez más impotente en lo militar, desequilibrado en lo macro y sobre endeudado. Por otro lado, los demócratas propiciaban la inmigración descontrolada y una agenda valórica, conocida por lo contraria, al sentido común. La derrota progre fue profunda: Trump alcanzó 312 electores. 86 más que Kamala. Ganó en el voto popular, y saco mayoría en ambas Cámaras del Congreso. Se acerca un cambio direccional sustancial, en el manejo del Estado Norteamericano.




Economista

europapress