La globalización ha caracterizado la evolución económica desde finales del siglo XX y lo que va del presente, haciéndonos perder conciencia de las distancias entre productores y consumidores gracias a la internet, el incremento de las modalidades en el transporte de cargas y del comercio internacional. Todo lo anterior ha contribuido a, de alguna forma, tener la percepción que el mundo se contrajo y todo está al alcance de la mano.
Sin embargo, como ha sido característico en la evolución de la humanidad, nada es permanente y solo el cambio puede ser una certeza. El año 2020, la pandemia del COVID, generó un impacto brutal en las cadenas de suministros, afectando tanto a productores, por las restricciones de acceso y movilidad de la mano de obra, como a los consumidores, por el enclaustramiento. Particular realidad es la que afectó a China, ya posicionada como potencia económica y productora de bienes al mundo, cuya significativa reducción en la capacidad de abastecerlo, generó reacciones en las principales economías, llevándolas a cuestionarse la dependencia que se había generado de los productos importados desde este país y el impacto ocasionado a la propia industria, a propósito de décadas de evolución hacia esa globalización que había producido, entre otros efectos, el acceso a productos más baratos. Primera fricción con la globalización como la conocíamos.
Más recientemente, la brutal realidad de la reaparición de conflictos de mayor envergadura, como la guerra entre Rusia y Ucrania, los ataques de los hutis al tráfico mercante en el mar Rojo en apoyo a la causa palestina en contra de Israel y las fricciones, hasta ahora a nivel comercial, entre China y los Estados Unidos, han generado un fuerte impacto en las economías e industrias, particularmente, de los denominados países desarrollados, que han visto afectadas sus cadenas de suministros de granos (Ucrania), energía (petróleo que fluye desde oriente medio y la dependencia del gas ruso) y la amenaza de las consecuencias podría traer una invasión de China a la isla de Taiwán, principal productor de microchips del mundo, los que son utilizados en prácticamente todo equipo tecnológico, desde celulares hasta satélites.
La sumatoria de lo relatado en los párrafos precedentes ha llevado a las empresas a replantear y reconfigurar sus cadenas logísticas de suministros. Es así como, contrariamente a lo que nos proponía la globalización en su origen, en la actualidad los países están buscando fortalecer la industria autóctona, nacional, en un equilibrio con fuentes de abastecimiento alterativas en el extranjero.
De esta forma, se están tomando medidas que protejan los mercados locales de la seducción de los productos de bajo precio de origen chino, a la vez que ha permitido el posicionamiento de otras naciones con mano de obra de bajo costo, como lo es India, que está buscando rivalizar a China, como lo podemos constatar en nuestro mercado, con la aparición de vehículos originalmente fabricados en Corea del Sur o Japón y que a hora son producidos en India, al menos su armado.
En definitiva, eventos de impacto mundial como la pandemia o los conflictos armados nombrados, han modificado el contexto económico de la globalización tradicional, generando una versión renovada, compuesta de un híbrido entre una constante revisión de proveedores externos y fortalecimiento de las capacidades e industria nacional.
Eventos que recientemente han afectado a nuestra industria y economía local, que potencialmente tendrán un gran impacto en la mano de obra y familias asociadas, y dada nuestra realidad de economía abierta al mundo, tal vez debiera llevarnos a pensar en qué fase de esta transición podríamos estar y cómo debieran coordinarse los instrumentos del poder nacional, a saber, económico, diplomático, militar y social, para generar una sinergia que contribuya a nuestro país a posicionarse de la mejor forma en esta aparente nueva versión de la globalización que estamos viviendo.
Leonardo Quijarro
Profesor Residente Academia de Guerra Naval
Docente Investigador del Centro de Estudios Navales y Marítimos (CENAM)