Este miércoles 3 de julio, en las instalaciones de Astilleros y Maestranzas de la Armada, en Talcahuano, se entregó al servicio el nuevo buque rompehielos de la Armada de Chile, “Contraalmirante Oscar Viel”, que fuera lanzado al mar el 22 de diciembre de 2022.
La construcción de este buque constituyó un hito, no sólo desde el punto de vista de la construcción naval chilena considerando que, con sus 10.500 toneladas de desplazamiento es la unidad más grande construida por el citado astillero, sino que también representa un avance sustantivo en la capacidad de apoyo logístico y presencia en el continente antártico para el Estado de Chile, dada las características del buque, con una clasificación Ice Class (PC5), lo que le permite operar en áreas con hielo de un metro de espesor cubierto con hasta 20 centímetros de nieve y una temperatura de – 30 grados centígrados.
El rompehielos “Viel” se suma a otras unidades con capacidad antártica, pero de menor clasificación, como son el remolcador de alta mar “Lientur” y el patrullero oceánico “Marinero Fuentealba”, todos con base en la ciudad de Punta Arenas.
Este nuevo rompehielos, además de ser un potente conector con el continente blanco, será una importante plataforma para apoyar la investigación científica, aportando con sus sensores, salas y laboratorios, para el trabajo de esta comunidad, que constituye otro eslabón en la presencia de nuestro país en la Antártica.
Ahora bien, a fines del siglo XIX, el almirante de la armada de los Estados Unidos de Norteamérica, Alfred Thayer Mahan incorporó en el análisis y pensamiento el concepto de Poder Naval, siendo éste la capacidad de controlar los mares para beneficio económico y militar. Para alcanzarlo, este se compone de dos elementos fundamentales: la fuerza y la posición.
Si llevamos este pensamiento a nuestra realidad, el nuevo buque que se ha incorporado al servicio de la armada y del país representa la fuerza de nos dará presencia en la Antártica, contribuirá a habilitar la investigación científica y servirá de importante medio y conector logístico en apoyo a las diferentes bases en el citado continente.
Sin embargo, para su eficiente empleo se requiere del segundo elemento, cual es la posición. Es aquí donde la ciudad puerto de Punta Arenas, futuro puerto base de este nuevo buque, aparece con fuerza. En más de alguna oportunidad se ha referido de esta ciudad como la puerta de entrada a la Antártica, por su cercanía al continente blanco como por su conectividad con el resto del mundo, siendo empleada por los operadores antárticos, tanto nacionales como extranjeros. Pese a lo antes descrito, la mayor deficiencia que posee es la necesidad de incrementar y actualizar la disponibilidad de infraestructura portuaria existente.
Si bien es cierto, se encuentran en desarrollo varios proyectos que buscan solucionar el problema antes mencionado, el tiempo continua su transcurso y se suman nuevas capacidades, por lo que cada vez cobra mayor importancia el avanzar en la concreción de esta necesaria y fundamental infraestructura, que permitirá, por un lado, que Punta Arenas se posicione, efectivamente, como un nodo mundial de apoyo logístico antártico y polo científico, como también, que nuestro país pueda hacer uso eficiente de los medios navales que ha dispuesto para mantener el control de los espacios marítimos en la zona austral, apoyo logístico a nuestra presencia antártica y a la protección e investigación de los recursos naturales en esas aguas.
Leonardo Quijarro
Profesor Residente Academia de Guerra Naval
Docente Investigador del Centro de Estudios Navales y Marítimos (CENAM)