El Servicio de Impuestos Internos (SII) ha publicado el resultado de la recaudación producto de la Operación Renta del Año Tributario 2024, es decir, comercial 2023, destacando que hemos recaudado una cifra menor equivalente al 9,6% del año anterior.
En total, la recaudación por los impuestos a la renta del año 2023 ascendió a US$ 15.818, lo que representa a un nivel de recursos de tal magnitud, que nos permitiría construir 15 Puentes del Chacao.
De esta cifra, el 67% corresponde a empresas, 12,7% a grandes empresas mineras, 9,2% al Impuesto Global Complementario (IGC) y 2,5% al Impuesto Adicional (IA). Esto permite afirmar que el 79,7% de la recaudación es aportada por las empresas del país, siendo considerablemente menos lo que aportan las personas naturales.
No hay que olvidar que los impuestos personales (IGC + IA) son generados, principalmente, cuando los dueños de las empresas realizan retiros o perciben dividendos, lo que permite colegir que no hay gran cantidad de recursos que son destinados al gasto de las personas, tema vinculado con mi columna de la semana pasada, cuando comenté que está a punto de entrar en vigencia una ley que otorga un ISFUT 3.0.
Otros impuestos tienen baja relevancia como el Impuesto Específico a la Actividad Minera, 3,6%; y el adicional de las empresas del estado, 4,2%.
Estos porcentajes evidencian los puntos críticos en los cuales la autoridad puede aplicar estrategias para sus fines fiscales, pues siempre resulta más potente afectar a las empresas que a las personas naturales.
Así también, las empresas son sensibles y una política mal encausada puede generar una importante merma y reducir la recaudación que aportan estos agentes económicos. En otras palabras, si se entusiasma la autoridad y piensa que aumentar las tasas a las empresas pudiera incrementar importantemente la recaudación porque son ellas las que más gravitación tienen en el total de los tributos pagados, puede incurrir en un grave error porque estos contribuyentes ya tienen una tasa elevada, incluso ya superamos el nivel promedio de la OCDE, y cualquier incremento a este nivel de tasas puede generar una menor recaudación, tal como lo ha señalado el presidente de la Comisión Tributaria del Colegio de Contadores de Chile A.G. al citar reiteradamente la curva de Laffet.
Por otro lado, la baja relevancia en la recaudación de los impuestos personas es un antecedente adicional a mi oposición a la idea de disminuir los tramos exentos del IGC (de carácter anual) y el Impuesto Único al Trabajo (IUT) para lograr una mayor recaudación, además de buscar la aplicación el principio de equidad en los tributos, haciendo que todos paguen y así lograr mayor compromiso con los beneficios que el Estado les aporta.
Estos últimos argumentos no me convencen, más aún al ver estos resultados, porque el hecho de aumentar la tributación a través de aumentar los contribuyentes de los niveles bajos del IGC solo generará más frustración al ver menos liquidez en sus ingresos y no percibirán los beneficios que el Estado les ha promedito entregar.
Es así que, a la luz de estas cifras, se reafirma la conjetura que no es eficiente la estrategia de aumento de tasas (ya sea en niveles altos o en los bajos de contribuyentes) para lograr una mayor recaudación, sino que es necesario incursionar en políticas que están concentradas en aumentar las utilidades de los agentes económicos, lo que solo se logra con reales políticas de estímulo al crecimiento que redunda en un mayor desarrollo económico.
Prof. Germán R. Pinto Perry,
Director Programas de Especialización Tributaria
Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC
Universidad de Santiago