El desacierto de los patines

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Luis Riveros

Los recientes resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) ponen nuevamente de manifiesto el grave decaimiento de la educación pública.  De los primeros cien colegios, considerando los puntajes promedio, solamente dos son municipales y solamente uno es un particular subvencionado. El resto son todos colegios privados, pertenecientes en su mayoría a las comunas más adineradas, los cuales apoyan su exitoso desenvolvimiento en cuantiosa inversión y desarrollo del personal docente. Los colegios municipales viven una endémica restricción de recursos, escasa inversión y faltante desarrollo en materia de tecnologías educativas.  Los liceos emblemáticos están aún mucho más rezagados, bajo el imperante principio de “quitar los patines” a sus postulantes más exitosos.   Este discurso político, que se sumó al déficit que sufre el sector municipal en materia de financiamiento y políticas educativas, fue el golpe de gracia para llevarlo a un despeñadero.


Las iniciativas en materia de educación pública desecharon la idea de “poner patines” a los más desventajados, para así no desarticular a los liceos públicos que debían su éxito en gran medida a la selección de talentos provenientes de la educación temprana.  Haber reforzado a esta última, habría sido un paso decisivo para mejorar la calidad del sistema en su conjunto y permitir, al mismo tiempo, la gestación de un sistema municipalizado de calidad.  No se pensó así, y los resultados los estamos viendo ahora con el retroceso permanente y quizás irreversible de los colegios públicos, especialmente de los liceos emblemáticos.  Poco factible que ahora se haga algo, puesto que la visión política sigue apegada al corto plazo, sin espacio para decisiones cuyos resultados sería posible observar sólo años más tarde.   Esta miopía política continúa: de otra forma no es posible comprender la cortapisa que ha puesto el Ministerio para divulgar los resultados de la PAES, coartando la investigación y las recomendaciones que podrían emanar de ella.


Es cierto: la PAES tiene un propósito específico, cual es la selección para el sistema universitario y no es un instrumento diseñado como un ranking de calidad.  También es cierto que los puntajes promedio de los colegios no reflejan la distribución del rendimiento de sus estudiantes.  Siendo efectivo todo eso, igual los resultados reflejan lo perjudicial de las políticas empleadas en el pasado y el empeoramiento progresivo de la educación municipalizada.  En el caso de los colegios subvencionados, que también aparecen muy desmedrados en resultados, ameritaría una revisión de las políticas de aseguramiento de calidad como contraparte de los recursos que otorga el Estado; en la educación superior dichas políticas han sido muy efectivas para lograr un sistema de alto rendimiento y consistencia en materia de resultados. ¿Por qué no aprender de eso para la educación en su conjunto?


Pocas expectativas de mejora hay para la pospuesta educación pública chilena.  Desde luego, no se avizora nada nuevo en materia de gestión financiera y revisión de resultados educativos, cosas a que los nuevas Servicios Locales de Educación Pública poco han de contribuir.  Tampoco nada en materia de un diálogo nacional sobre el enfoque y contenido de la enseñanza, que transcurre sin ningún tipo de innovaciones importantes.  Seguimos con egresados de la media con escasa comprensión lectora y muy pocas competencias en materia de análisis, lo cual ameritaría un plan nacional para sobreponerse a la verdadera catástrofe que vivimos en este aspecto. Ni qué decir respecto a la insatisfactoria formación valórica y ciudadana. Tampoco se discute nada en materia de formación pedagógica para los nuevos retos que se enfrentan en educación, especialmente en el ámbito de las tecnologías comunicacionales e IA. 


Como todos los años, los titulares noticiosos expresan preocupación por lo que revelan los resultados de la PAES, levantando acusaciones y buscando responsables, sin dejar de considerar la opinión de algunos “expertos”. Pero, como no habrá propuestas definidas de la autoridad respecto a cómo se abordará el problema, a los pocos días esos titulares serán eclipsados por otras materias y la educación pública continuará el profundo declive que viene viviendo desde hace años.



Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

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