Satya Nadella, CEO de Microsoft, sostiene en su libro "Hit Refresh" que “todo individuo, organización o sociedad alcanza un punto donde se hace imprescindible 'pulsar el botón de actualización': revitalizarse, renovarse, reestructurarse y redefinir su propósito".
Así es como necesitamos hacernos una legítima pregunta: ¿Están los gobiernos corporativos preparadas para asumir este desafío?
Tradicionalmente, los órganos de dirección de las empresas están compuestos en su mayoría por profesionales como ingenieros comerciales, ingenieros civiles y abogados, muchos de ellos en etapas avanzadas de su carrera -promedio de edad de 61 años-, y a menudo con poca presencia de expertos en tecnología.
Este esquema se está volviendo obsoleto ante la demanda creciente de cambio y adaptación tecnológica. Por lo tanto, es hora de "pulsar el botón de actualización" en los gobiernos corporativos.
Los roles de liderazgo tecnológico en las empresas, como el de director de Tecnología (CTO) o el de director de Información (CIO) u otros cargos similares, deben evolucionar. Esto, debido a que la tecnología ha pasado de ser una herramienta auxiliar, a convertirse en un elemento esencial en el mundo corporativo donde la innovación y la adaptabilidad marcan la diferencia en un escenario de competencia global.
La inteligencia artificial y la potencia de la computación en la nube están redefiniendo los límites de lo posible; entonces, los cargos de dirección tecnológica ya no pueden ser roles meramente de soporte, sino que deben posicionarse como figuras clave en la toma de decisiones estratégicas. Son agentes de cambio que pueden alterar el rumbo y visión de una organización.
Las empresas que no se comprometan con la adopción de tecnologías actuales corren el riesgo de quedar rezagadas. No basta con tener una presencia digital o con implementar software de gestión moderno; es fundamental explorar y aprovechar las oportunidades que ofrecen la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, la computación en la nube, el blockchain y otros avances tecnológicos. Esto exige un cambio de mentalidad, una inversión en talento y recursos, y una actitud más ágil y receptiva hacia la innovación.
El proceso de transformación corporativa implica reconocer la relevancia creciente de la tecnología, pero también adaptar nuestras estructuras para integrarla de manera efectiva. Esto significa fomentar la educación digital a todos los niveles, promover la diversidad de pensamiento y composición de los equipos, y adecuar las políticas y protocolos de la empresa a un entorno cada vez más digital y conectado.
Clave es propiciar un entorno que favorezca la innovación y la adaptabilidad, otorgando a la tecnología el papel central que merece en las estrategias empresariales actuales.
La era de la transformación digital está aquí, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que las estructuras empresariales, en especial los gobiernos corporativos, estén preparados para capitalizar este cambio y convertirlo en una ventaja competitiva. Siguiendo las palabras de Nadella, invito a "pulsar el botón de actualización" para sobrevivir, primero, y después crecer y marcar diferencias.
Javier Veloso,
Socio de Impuestos y Tecnología Grant Thornton Chile