¿Es necesario un "pacto fiscal"?

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Germau0301n Pinto


Me causa mucha extrañeza el nuevo talante que está demostrando el ministro Mario Marcel en este nuevo proyecto de reforma tributaria al cual está empeñado, el cual ahora ha bautizado como “pacto fiscal”.


Recuerdo que fue en las últimas sesiones de los Diálogos por un Pacto Tributario que se presentó como un gran avance haber cambiado el término “tributario” por “fiscal”, dando a entender que la autoridad había recogido le propuesta de encaminar un futuro proyecto más amplio al inicialmente planteado de aumentar la recaudación fiscal, incluyendo ahora el crecimiento del país, incentivando o cuidando la inversión y el ahorro. Raro lo consideré porque desde un inicio se había señalado que el ejercicio que estábamos realizando no era vinculante y que solo se estaba recogiendo ideas. Sin embargo, habíamos logrado alguna modificación del pertinaz planteamiento inicial de recaudar más y solo discutir en qué se gastarían los nuevos ingresos.


Luego de la Cuenta Pública del presidente, el ministro comenzó a realizar más diálogos, pero ahora poniendo énfasis en el “pacto” que buscaba, para lo cual se ha reunido principalmente con empresarios.


Si atendemos a lo señalado por RAE respecto a la palabra pacto, podemos colegir que por tal se entiende “concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir con lo estipulado”, definición que me genera hesitación porque no entiendo qué compromiso está buscando de los empresarios.


Podríamos entender, extrapolando el discurso que se ha planteado de aumentar la carga tributaria, que busca el concierto de los principales afectados por el aumento de la carga tributaria para aceptar tal incremento impositivo, hecho que resulta innecesario si es el Estado quien ostenta la potestad tributaria a la cual todos debemos someternos. Sin embargo, se agradece la cortesía.


Por otro lado, tal como señalé la semana pasada, si el ejercicio consiste en una negociación en donde se busca un punto en común entre partes divergentes, creo que el ejercicio buscar consensos es innecesarios si las políticas públicas debatidas tienen una evidencia empírica que sustenta sus resultados y sobre la base de esos fundamentos es posible proyectar su eficiencia y eficacia.


Es por lo anterior que no veo la efectividad de dialogar para pactar, asumiendo que los recursos están estancados por decisiones antojadizas de parte de los contribuyentes más pudientes.


Sin duda que los empresarios privilegian la maximización de sus utilidades y es en este contexto que la incertidumbre solo genera una rémora a sus inversiones. Dado lo anterior, es importante tener las reglas claras y en la medida que se disipen las incertidumbres previsionales, tributarias y constitucionales los inversionistas decidirán si realizan sus proyectos o si buscan otros horizontes cuando la evaluación de la rentabilidad de acuerdo con los escenarios ya definidos les arroje números rojos.


En ese concierto que no entiendo la referencia a un pacto, pues nohay nada que comprometer, sino de evaluar en conjunto las medidas que permitan una mejoría en la productividad.


Es así también que considero importante que realmente se cambie el objetivo y el discurso de la autoridad de buscar solo una mayor recaudación, pues, para lograr la solución de los problemas sociales que, insisto, es el único objetivo plausible, debemos ocupar herramientas eficaces y eficientes, por lo cual es imperioso conversar cómo la autoridad realiza ahorro de recursos, optimización de procedimientos y eficacia en proyectos. Por otro lado, también resulta provechoso evaluar incentivos para sectores que son sensibles al crecimiento y desarrollo del país, como es la gran minería, la construcción, el agro y cómo realmente se apoya a las pymes. Estos son las propuestas que he visto ausentes en los diálogos, pactos y negociaciones que ha desarrollado el ministerio de Hacienda, pues se ha empeñado en discurso sobre el destino los recursos que no tiene, e incentivando una animosidad negativa de la población menesterosa contra quienes manifiestan sus reparos a las políticas tributarias planteadas.


Espero que en los próximos diálogos que se realicen, se discutan y debatan propuestas efectivas que levanten la economía, dando las certezas que necesitan los sectores productivos para lograr el crecimiento que, a la larga, redunde en una mayor recaudación lograda por el desarrollo del país y no por la recaudación y entorpecimiento de proyectos actualmente exitosos.


Prof. Germán R.Pinto Perry

Director del Magíster en Planificación y Gestión Tributaria

Centro de Investigación y Estudios NRC

Universidad de Santiago

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