Rompiendo mitos sobre la inversión: Todos podemos acceder al mercado inmobiliario

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Las propiedades son un objeto particular. Toda nuestra vida ocurre dentro de casas, edificios o sobre suelo que pertenece a alguien. Por lo mismo las propiedades son siempre necesarias, pero no son infinitas. De esta misma forma, la necesidad de adquirir algo, provoca que los precios se eleven, llamando la atención de quienes buscan cuidar o invertir sus ahorros.


Entrando en el contexto nacional, el mercado inmobiliario ha experimentado una serie de cambios y evoluciones durante las últimas décadas. Algo que ha destacado durante el tiempo, es el fuerte crecimiento impulsado por la economía, el aumento de la urbanización, la demanda de viviendas y sus dinámicas de valor.


Hoy en día, el mercado inmobiliario es reconocido por dos cosas: la seguridad que promete, las inversiones a largo plazo con buenos retornos y la accesibilidad a un apoyo bancario como los créditos. La otra perspectiva, es un mercado inalcanzable, injusto o “solo para algunos”. Tras años de apreciación, el valor de las propiedades se ha alejado de la capacidad de pago de la persona común y corriente, dejando aquella impresión de negocios con puertas cerradas.


De esta misma manera, también han incrementado los diferentes requisitos para conseguir préstamos de instituciones bancarias y el panorama inflacionario no deja de influir en este sentido.


Este escenario suele desmotivar a muchas personas interesadas en este mercado, sobre todo a los jóvenes chilenos que no cuentan con todas las condiciones para acceder a un crédito hipotecario como tal.


Tomás Charles, Cofounder de Fraccional, comenta que “Para invertir en propiedades es clave elegir lugares céntricos donde haya buena demanda de personas interesadas en arrendar tu propiedad, sea vivienda, locales comerciales etc. Dado a que existen pocas propiedades urbanas y céntricas de menos de 2000 UF (70 millones de pesos) el acceso a ese capital es el requisito mínimo, es como el costo de entrada a este mercado. Claramente no es necesario tener todo ese capital, sino acceso a él, lo que introduce a los “guardias” de este club: los bancos”.


El problema es que no todas las personas tienen la misma situación financiera, por lo que los bancos eligen a quién prestar ese capital, definiendo condiciones variables de acceso al crédito que incluyen factores como sueldos base, ahorro comprobado, garantías, etc. Esto se traduce en una barrera que muchas veces se siente arbitraria, puede que el sueldo te alcance para el dividendo, pero si no tienes el pie, no puedes entrar.


Lo anterior hace que el perfil del inversionista inmobiliario sea más o menos


homogéneo: personas de más de 35 años, principalmente profesionales y con capacidad de ahorro. Con sueldos casi 10 veces mayores al sueldo mínimo y privilegiando a casados sobre solteros, gracias a la posibilidad de complementar ingresos.


No obstante, estas barreras obligan a la economía a buscar nuevos caminos que pueden ser más inclusivos. Un ejemplo de esto es la fracción de propiedades, una práctica incipiente en el mercado nacional, permite un ahorro a largo plazo de forma más segura y accesible.


Tomás recalca que “nosotros en Fraccional hacemos algo similar aprovechando nuevas tecnologías para organizar a grandes grupos de personas que compran propiedades de arriendo y participan en conjunto de ese activo, sin necesitar siquiera conocerse entre ellas y respaldados por estructuras legales ampliamente conocidas y ocupadas como son las Sociedades por Acciones”.


Sin lugar a dudas el mercado inmobiliario seguirá creciendo de forma paulatina. Hoy se ve un aumento de stock disponible, pero la disminución que está viviendo la inflación, debería permitir el acceso al crédito de forma más real. Estamos frente a nuevos caminos para el ingreso a este gran mercado, y los productos como las fracciones de propiedades en sus diferentes versiones se convertirán pronto en un factor importante dentro de las carteras inmobiliarias.

europapress