​Pánico en las calles de Silicon Valley

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Gonzalo Islas

La quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) tras horas frenéticas en las que los clientes retiraron sus depósitos del banco en una clásica estampida bancaria, ha sido la noticia económica de las últimas semanas. Este tipo de fenómenos no es nuevo. Desde que existen bancos, las corridas han sido parte de la vida económica. El historiador Richard Grossman identifica más de 70 crisis bancarias en países de Europa y EE.UU. en el siglo XIX. En Chile no hemos estado ajeno a este problema. En 1878, una corrida sobre el Banco Nacional y el Banco de Valparaíso puso en riesgo al sistema financiero y llevó al fin del periodo conocido como “la banca libre”. Hace 40 años, en la crisis de 1983, era posible ver clientes bancarios haciendo fila en el centro de Santiago tratando de retirar sus depósitos.


Hoy en día ya no es necesario correr a la sucursal más cercana, pero los fundamentos de una corrida bancaria son los mismos. Como mostraron Douglas Diamond y Philip Dybig, ganadores del Nobel de Economía el año pasado, la solución de intermediación financiera que ofrecen los bancos, permitiendo que los depositantes puedan acceder a su dinero al tiempo que ofrecen préstamos de mayor plazo a sus deudores, es frágil, y frente a una crisis de confianza, las corridas bancarias pueden transformarse en profecías autocumplidas. En el caso del SVB, el descalce de sus activos invertidos en bonos de largo plazo para poder cumplir con un mayor flujo de retiros de sus depósitos, llevó a su crisis y quiebra.


Sin embargo, la velocidad es distinta. Incluso comparada con las corridas observadas en las crisis del 2008, la corrida del SVB asombra por su magnitud: 42 billones de dólares de retiros en un solo día. La combinación del poder de las redes sociales y una base de clientes altamente concentrada terminaron siendo la tumba del Banco preferido por el ecosistema start-up.


La crisis del Silicon Valley Bank levanta dos preguntas fundamentales y que dominarán la discusión en las próximas semanas. La primera ¿Puede transformarse en una crisis sistémica? Dos días después de la quiebra del SVB hubo una nueva corrida, esta vez sobre el Signature Bank, lo que llevó a una nueva intervención de los reguladores llevando al temor de una cadena de quiebras. Los anuncios posteriores han sido efectivos para contenerlas en EE.UU., pero los problemas del Banco Credit Suisse vuelven a levantar el fantasma de que se repita una crisis de la magnitud del 2008 parece lejano.


La segunda pregunta es ¿Hasta dónde la crisis del SVB puede afectar la trayectoria de la política monetaria en EE.UU.? La corrida de alguna forma contribuyó a hacer evidente el efecto que las alzas de tasas tienen sobre el mundo de las start-ups tecnológicas, que habían tenido un alto crecimiento financiado con crédito fácil durante los últimos años.


Entonces ¿Moderará la FED la trayectoria de las alzas de la tasa por temor a un efecto contagio, tal como prevén algunos analistas? ¿Cómo impactará esto a la persistencia de la inflación en EE.UU. y en otros países? El pánico en las calles de Silicon Valley puede tener efectos importantes también en las calles del resto del mundo, incluido Chile.


Gonzalo Islas, 

Decano de la Facultad de Ingeniería y Negocios 

Universidad de Las Américas

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