​Institucionalizando la salud mental

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Jorge Fuentes

Hace unos días, un grupo de parlamentarias y parlamentarios oficialistas solicitó, al Presidente Gabriel Boric, poner urgencia a la creación de una Subsecretaría de Salud Mental dado el aumento en las diferentes patologías asociadas a esta área tras la pandemia. Una solicitud no solo justa para un área abandonada por años, sino que es uno de los pilares fundamentales para la construcción de una sociedad armoniosa y saludable.

Actualmente, somos el segundo país de la OCDE que ha aumentado su tasa de suicidio, quedando después de Corea del Sur y, como esta es una problemática que arrastramos hace años, sabemos que desde el 2017 a la fecha más de un millón de chilenos sufre ansiedad, mientras 850.000 chilenos tienen depresión. Entonces ¿qué futuro nos puede esperar si no trabajamos en medidas que nos permitan dar herramientas para tratar y prevenir patologías asociadas con nuestra salud mental?

Ya desde el año 2015 artículos del Banco Mundial planteaban que la mala salud mental era un obstáculo al desarrollo de América Latina, pues más allá del impacto en la vida personal, las enfermedades mentales también afectan el desarrollo de un país ya que son una de las mayores causas para la pérdida de productividad. Y es que efectivamente, un país mentalmente enfermo difícilmente crecerá de manera estable y sin perder la humanidad, pues la salud mental es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad.

Hoy el Estado requiere darle forma y fondo a las intenciones de visibilizar y enfrentar las variadas patologías y manifestaciones emocionales que hoy están afectando a los ciudadanos, planteando rutas de acciones a corto, mediano y largo plazo y destinando recursos para la ejecución de planes que permitan dar acceso a quienes lo requieren.

Sea subsecretaría u otro tipo de institución, lo cierto es que su creación no solo requiere urgencia, sino que también que asegure una mirada 360, donde la medicina convencional y complementaria tengan espacio para que, en variedad y acceso, las personas encuentren el sentido que necesitan para abordar sus emociones.


Jorge Fuentes, 

Psicólogo y Director de Pranavida

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